"Donde no llegue lo necesario, que llegue la constancia" (Alumn@s del IES "La Quintana")
Táctica utilizada: "Táctica Hunosa", apretar un huevu contra otru (10 primeros kilómetros) Después, los otros 18, la "Táctica Miranda", que le decía a la mula: "A finu ganarasme, pero a neciu..."
Hoy tocaba subir la Cubilla porque si, porque hacía dos años que no subía; y como la Cubi va a servisitada por La Vuelta, algún colega ya me había vacilado... y él mismo se había quedado sin subir. Pero donde hay un deseo hay un camino, y allá que nos fuimos un servidor y mi colega de aventuras José Manuel Presa, al que conoci en la APYMA del instituto. Por cierto, Presa y yo estamos dudando si aceptar una oferta de la NBA...
Por hacernos los listos, salímos desde Ujo, teóricamente para calentar unos kilometrinos. Lo que todavía no sabíamos era que estos ocho kilómetros, a la vuelta, se nos iban a hacer eternos. Calentamiento, como los pro. Y los primeros kilómetros, ay qué fácil, casi llanos, casi sin subida, que bien, diez kilómetros desde Campomanes apenas sin esfuerzo.
- ¿Veis la carretera ahí abajones?
Pero pasadas las ¿obras? del ¿AVE? (yo he visto cosas que vosotros no creeríais: En Castiella, en Cataluña, el otru día en granada... ¡El AVE funciona! ¡Es real!) nos encontramos con la dura realidad: quedan 18 kilómetros, no hemos subido ni una banqueta y empiezan a aparecer curvas, contravurvas, raquetas, herraduras... Si miras para arriba, malo; y si miras para abajo y ves lo que ya has subido, peor. Vale, no hay una Huesera, un San Lorenzo, un 17% como en pajares. Pero la Cubi se mueve entre el 8% y el 11% non stop. Es un puerto más pirenaico que asturiano, hay quien lo compara con los grandes puertos del Tour. Que cada uno se quede con "su" Cubilla; pero Presi y yo pronto descubrimos que habíamos escogido mal día para dejar el alcohol.
- La Mesa, la Artesa y la Almagrera, ya arriba.
Las vistas son excepcionales, únicas, imponentes. No os voy a descubrir el macizo de Ubiña, donde se puede practicar treking, esquí de travesía, escalada en hielo, raquetas... en invierno. Porque claro, Presi y esti raposín pasaron de la ola de calor como de las heces fecales. Hasta Riospaso la vegetación nos protegía, habíamos empezado a primera hora; pero con el paso del tiempo (e increiblemente, de los kilómetros) el sol nos pilla de lleno. El casco suda, las zapatillas sudan, el manillar suda, el maillot sobra, los guantes resbalan... Supongo que habéis visto esos botellines tan monos que llevan los pros; pero eso solo da para unosd pocos kilómetros. Afortunadamente, a la mitad del puerto hay una fuente que echa como el Orinoco, visto lo llovido a estos días. Y la Ubiña, la Grande, la inconfundible, la que vigila el Huerna... nos vigila a nosotros y dice, como en "Don Mendo": "Pobres locos. Para asaltar torreones/ solo dos Quiñones son pocos. Hacen falta más quiñones"
- ¿Veis las torres eléctricas? Pues hasta ahí subió esti raposín...
La carretera sube, sigue, se mantiene inclemente, ocho, nueve, nueveypico... Y aquí entra en funcionamiento la tácticas Shankly, el entrenadore del liverpool en los 70, que era un gran amante del boxeo:
"Imagínate que estas peleando con Foreman, bom, bom, bom... y de repente se va la luz, y os vais al rincón los dos. Y sabes que cuando vuelva la luz va a ser más de lo mismo, otra vez bom, bom, bom...". Por eso, cuando después de Riospaso la carretera allana ¡casi un kilómetro! sabes que todavía no has hecho nada.
- Este es el tramo de Santo Viriquixo de la Risa Floja.
Efectivamente, después de Tuiza de Abaxu (¡Menos mal queno había que ir a la de arriba!) volvemos al ocho, al nueve. No hay regalos. Los 28 kilómetros son de reloj: esto no se acaba, y entramos en la parte alta, que recuerda a un paisaje lunar, sin árboles, apenas unos matojos. Duele levantar la vista. Y las curvas de herradura, que parece que nunca se acaban, y cuando sales del repecho hay otro, y otro. Y cuando por fin llegas al km 27 piensas que ya está, y de eso nada, monín, el último kilómetro es una propina, un mal chiste, diseñado por un guionista de novela negra.
La bajada, no, nada de dejarte llevar y poner proa hacía el coche. La carretera está rota, quebrada, llena de baches, como si hubiera tirado la artillería. (Ya vereis que la asfaltarán una semana antes de la Vuelta. Se admiten apuestas). La Calurosa VI rebota, marcha, salta, tiene vida propia, no obedece, menos mal que las ruedas están duras como tambores. Las manos se agarrotan de tanto frenar; y los brazos se ponen tiesos como los de un cultureta. Nada de errores, pali-pali, hay que dejarse de chorradas y mandangas (Montes dixit), no queremos hacer BTT ni crossfit ni carreras de montaña. Solo llegando a ¿lo del AVE? podemos empezar a relajarnos.
Bueno, eso Presi, porque yo he apretado las zapatillas a tope (no, no es una frase hecha) y duelen los pies. Hay que parar unos kilómetros antes del coche para aflojar.
- Al fondo la Ubiñona, la Ubiña, la Ovina...
El tramo de Campomanes a Ujo (¡Coche! ¡Ropa limpia! ¡Aire acondicionado!) se convierte en esas películas de Rambo, el que inventó lo de "No siento las piernas" debió haber subido la Cubi. El último kilómetro es como el final de "El Expreso de Medianoche" cuando quieres que Billy Heyes escape de una p... vez y no hay manera, y cuando atraviesa la última puerta respiras aliviado.
Y ahí está, casi seis horas después y 1350 metros de desnival, ya está hecho. Y cuando llegue la Vuelta podré decir: "Yo estuve ahí". Y algún colega envidios@se está mordiendo las uñas...
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