(Esta crónica va dedicada a Avelino Felgueroso, recientemente fallecido, padre de Yaiza y de mi alumno Iyán.)
Preparaivos, que empieza lo bueno, si alguna vez se fue. No se me pueden quejar, que esto es bueno y muy barato, Rubén Blades dixir. Preparaivos que vuelve este humilde raposín a dar la brasa con sus fazañas, de como se desenvolvió en ellas y de como se vio envuelto. Preparaivos, que lleguen les vacaciones, les fiestes de prau y el buen tiempu (¡Si! En Asturias, durante... ¿dos semanas? logramos salir de la glaciación a qué estamos sometidos) y las rutas se hacen eternas y prometen un verano como nunca hubo otro.
Llevo menos kilómetros que el año pasado, hubo de todo, gripes, asma, traba... (bueno, yo fui allí), y por supuesto, días recientes en los que hubo que entrenar con la manta zamorana, cuando al tocar la maneta del freno la mano pide misericordia o, días en los que directamente lo correcto es dar media vuelta en la cama y seguir avanzando. Hay días de salir a entrenar con la primera luz. La hora... esa que estáis pensando, cuando todas las calles son mías y, estos días que preceden a San Juan, hago una hora a toda pastilla antes de desayunar. Resumiendo, que hay Raposu pa ratu.
Ayer tocó la Fumareda, etapón con casi (bueno, sin casi) cinco horas encima de la bici. La Fumi fue el premio gordo, los premios de consolación fueron la Llobera (sólo el nombre asusta. Y el 10% también. ) y el Curbiellu, con su inmarcesible (¿alguien sabe lo que significa eso?) vista de Gijón.
Hoy, como tenía las patitas cansadas, fue al revés: el Curbiellu para empezar (como decía Nathan, el guaje de "The Full Monty: "¿No podemos hacer cosas normales, como todo el mundo?") como calentamiento. Subida corta, apenas un kilómetro, pero como broma para empezar ya está bien. Es la famosa táctica de "ciclismo a la primera ostia".
El segundo golpe es brutal, demoledor, de los que daba Clay/ Ali en sus buenos tiempos. O como Foreman, bum, bum, bum, non stop, y sabes que va a ser así hasta el final. Es la Cruz de Pion, 4,3 kilómetros desde Casa Pepito. Nada que no hayamos subido...
(receso: y hoy, además...¡había sol! y calentaban las manos, y la espalda parecía la del buitrón en la caliza cuando arranca a volar por la mañana. Por cierto, ¿sabéis que los buitres, a pesar de su mala fama, son fieles a su pareja de por vida? No, señora, no me refiero a los buitres de discoteca. )
...nada imposible decía, pero en la primera curva ya marcas un diezypico por ciento, y sigues buscando piernas donde no las hay, que el día de ayer hizo mucho daño. Bueno, la primera curvona nos regala un 8% que ya no nos abandona hasta arriba. No hacen falta anglirus al veintemil por ciento, ni praeres. Un ritmo sostenido al 8,5% ya te deja derechín para toda la mañana. Eso cuando no hay tramos que llegan al 11%, o el final, cuando ya ves los carteles, al 9,7%.
Pero arriba, el esfuerzo paga la pena: los Picos, el Sueve, Peña Mea, Peña Maor, el Cabroneru... pa mi, solo pa mi. Bueno, y pa algún peregrino despistau.
El regreso a Gijón: como Custer cuando los indios, o la carga de la Brigada Ligera, estupenda película, la escena de la retirada acojona (señora: ¿qué quiere que ponga? ¿Que sobrecoge?), como el Sporting y/o el Oviedo cuando ven que no van a subir.
Y ya os digo, con ganas y preparando la próxima azaría. Atentos, que viene curvas.
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