viernes, 2 de septiembre de 2011
(Una de mis crónicas favoritas... de hace seis años... que acabo de recuperar gracias a la tecnología. Eso si, todo en asturiano!!)
Return to Tarna (Torno a Tarna): el perru prejubilau
"Voy subir con esi gilipollas hasta el parador a ver si me paga una cacipla"
Lo del perru prejubilau ye parecio a lo de esti paisano, pero ocho kilómetros y subiendo
"-¿A onde irá esi bartolo de la especialized roja?"
Nada del otru mundo, pero hay que dái.
6h 33m, 121 km, max 163 avg 136, 3230 kca
Bueno,
como soy muy neciu tocaba la vendetta, la otra vez no subí a pesar de
too lo que Arturo tiró de mí. Hoy tenía casi todo a favor: empecé a
trabayar ayer y hoy tenía libre, así que tocaba madrugar: a les ocho y
media paecía que tovía estaben les calles sin poner. Además, sin el
grupo, solu, a pelu, pa no molestar a nadie e ir a mi bola. Bueno, los
números no son pa asustar, ya sabéis que a mi bola rindo mejor. Al
principio estaba fresquito, pero poco a poco fue animándose el día,
quizá pa compensar el mal tiempu de agosto. Pali pali vamos subiendo, no
está claro que pueda acabar la etapa... de repente, en Cueva Devoyu
salióme un raposu (¿¡o sería un coyote entreguín transformau?!), más
chulo que un ocho, fue cien metros casi al mi lao pe-la carretera,
tranquilu; en casu de ataque, seguro que sería él el que me mordiese a
mi. Pero amigu, el raposu pa mi ye el animal totémicu, el mi favoritu,
casi una señal de los dioses; ye como esos paisanos del Tibet que te
dicen si vas a subir o no al Everest (Y, de pasu, sáquente unes cuantes
perres). Así que el mensaje del raposu sagrau estaba claru: p'arriba.
Del
Campu en adelante la carretera desapaez, ye como si estuviese abducía,
lo que hay ye un bache contínuo; y la carretera pica p'arriba,
facilidades ninguna. No vos digo nada del cruce de Pendones p'alante,
esi cachu tan malu hasta el puertu en que empieces a ver los postes pa
la nieve y se te ponen les oreyes p'arriba. Y de repente ahí está,
desafiante, retadora, como un fielatu: la Canaleya. Apenas un kilómetro,
nada imposible; pero tal como está el firme ye un supliciu. bueno, se
pasa buscando ya el pueblu (un avisu: los que no hayáis dio a Vega
Pociellu no sabéis lo que os perdéis), y del pueblu p'arriba ya sabéis,
ocho kilometrinos, eso sí, de una belleza inenarrable, como si toda le
belleza del Cantu'l Osu fuera toda pa tí, especialmente cuando apenas
pasen coches y estás tú solu.
¿¡Solu!?
¡De eso nada! Paso el pueblu, y de repente oigo un gruñiu y miro pa la
zapatiella... y veo allí un perru de esos de cuarenta (bueno, treinta)
kilos, una cabeza como un paisano y una boca como una hormigonera. El
perru debía tar prejubilau: joven, fuerte, con ganes de comedia ("Voy
subir con esti gilipollas de la bici, a ver qué fae"), ociosu hasta la
hora de comer, y, como la mayoría de los prejubilaos, con la cola grande
pero en baxu. Y el perru empieza a subir conmigo: yo asfisiau, el perru
al trantán, no era capaz de deshaceme de él; hasta unos madrileños me
protestaron porque pensaben que llevaba el perru atau a la bici tirando
de mí. Y yo subiendo y el perru tranquilu, así hasta el parador. Y como
tovía no era la hora de comer, dexé al perru en el parador tomando una
pinta (invité yo) y eché p'abaxu. La verdá ye que el perru quedó arriba
despistau, porque imaginavos lo que ye baxar con un perru atravesau too
el camín.
El
camín de vuelta ye una pasada: venga y venga p'abaxu. Hasta me permití
parar en Sotu a beber y comer (¡Si! ¡Llevaba bidón y chocolatines!) y,
aunque al final pesaben los kilómetros, la mayoría de la bajada hacesla
sin dar una pedalada.
Al
final encontré a Carmen Cancio, la de la tienda de la decoración de
Sama, compañera de spinning, una gran aficionada al deporte, p'ol paseo
marítimo (saludos, Xuanin) y baxamos charrando relajaos. Ye una pena que
no haya más muyeres así de echaes p'alante.
En
fin, lo de hoy, pa mí, fue una machada: la etapa más larga esti añu (La
de San Isidro fue igual, pero llevaba compañía). Así que quiero
dedicavos-la a toos vosotros, a Xamín y Milio "los infartaos", al presi,
a los mis entrenaores Xuanín y Veli, a los mis hermanos, y a toos los
cabrones que me machacáis día sí y día también y me ayudasteis a llegar
hasta arriba. Nun váis poder conmigo, cabrones. Salut y força al canut.
Manolo en dos palabres como dijo el Jesulín : Im presionante.
ResponderEliminarReime leyendote e imaginabate contandoy al "probe" perro tus cuitas, chistes y anécdotes como haces cuando vamos disfrutando/sufriendo con la bici.
Acuérdate que tenemos alguna pendiente.
Yes el mejor.