Dice mi entrenador, el gran Adrián, allá en Alemania (próximo ministro de Sanidad con la Merkel; al tiempo.) que de momento, nada de plato grande. Así que yo, muy obediente, plato de café y molinillo. (Pa los no iniciados= el plato es el de la bici, hombre). Después de despachar un cocido de mi madre (el cocido de la Pili es un arma de destrucción masiva) me armé de valor y a darle, que con estos temporales no hay quien salga a entrenar en condiciones. Calentamiento en Les Mestes con el cocido haciendo la batidora y luego a buscar el atardecer (para disfrutar de la foto plenamente se recomienda la canción "Atardecer en la aldea", de Sergio Domingo; (¿o no era este el título? Bueno, da igual...).
Voy decivos, yo soy de la Cuenca a muerte; pero el atardecer en el Muro, habralo mas guapo... Bueno, y eso que una caida del sol subiendo Tarna, con el sol encima del cantu del oso, no desmerece. O en La Puente Carbón, no sé.
Y luego otra vez a Les Mestes a hacer el hamster (¿o era el monster? ¿O el master?), hasta que cayó la noche; y vuelta a casa con el candil colgado de la bici. Dos horas y poco, que estamos empezando y con tanto agua entrenamos lo de la hermana de Clavijo.
(Y por supuesto, la letra en azul, a juego con la chaqueta y el casco, faltaría mas)
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