(Este está dedicado al gran médico y humanista Vicente González de Cangas, ilustre casín. Va por ti, maestro)
Hay un concurso de cerebros para determinar el hombre más inteligente del mundo. Enla fase final, llegan diez candidatos: Bill Gates, Georges Soros, Aznar... Hay diversas eliminatorias, y a la final llegan el Dalaih Lama y un paisano de Campu Casu.
El día de la final, con millones de espectadores por todo el mundo, sientan a los dos finalistas frente a frente, el Dalaih con su inconfundible túnica, el paisano de Campu Casu con la boina terciá.
El Dalaih Lama muestra un dedo.
El casín muestra dos dedos.
El Dalaih muestra tres dedos.
El casín junta el pulgar y el índice y le muestra la mano al casín.
El Dalaih le muestra el puño.
El casín hace un gesto con el brazo a media altura de izquierda a derecha, como barriendo el aire.
Y el Dalaih de repente se levanta y dice:
- ¡No puedo más, no lo soporto! ¡Esto es una tortura psicoloógica! ¡Este hombre tiene toda la Sabiduría que hay en el mundo! Me retiro...
Y el casín, ganador mundial del concurso de cerebros.
El Dalaih Lamah, humillado. vuelve al monasterio en el Tibet y sus acólitos le interrogan preocupados:
- ¿¿Pero como pudo usted perder, si usted lleva sesenta años estudiando los escritos sagrados, y usted tiene la sabiduría de cinco mil años encima??
- Callad, callad, que aquel hombre era el Conocimiento Infinito. Yo empecé diciendo que había un solo Dios; él me respondíó con el Padre y el Hijo; yo invoqué la Santísima Trinidad, y él me respondió con el Ojo que todo lo Ve; yo invoqué la Fuerza, y el me respondió con la Eternidad, y entonces yo no sé qué pasó, me bloquée, y no sé qué pasó por mi cabeza y ya no pude seguir, y ya no pude más, y tuve que reconococer que este hombre es la persona más inteligente del Mundo...
Y llega el casín al pueblu, a Belerda, que 'tá un poco más arriba delCampu, pero primero fue a tomar un vasu a donde paraba el Carbonero; y dijeron-y los casinos:
- Pero tu, ¿cómo te arreglaste con lo burru que yes, si te mandamos pa allá pa quitate del medio, que hasta te tuvo que pagar el alcalde el billete pa deshacenos de ti?
- Calla, hom... a mi fueron haciéndome preguntes... y un día pusieron-me delante a un paisano así tou vieyu, tou arrugau, vestiu con un cobertor... Oye, y dizme el paisano, "voy date una ostia"; y claro, yo, voy devolvétela; oye, y el paisano que no se acojona, y diz que me va a dar una mano de osties; entós yo dije, voy ponete el ojo así; y dizme el paisanetu, "ya verás como te coja"; y yo dije-y, sal pa fuera... Y el paisano acojonose, marchó pa fuera... y hasta hoy.
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