Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







viernes, 27 de diciembre de 2019

EL INFARTU





Todo empezó haz… ¿veinte? días, cuando empieces a sentir un dolor como una lenteja al acabar el esternón, apenas una moneda de un céntimu, y pienses que ye el asma, otra vez el asma. Así que vuelves al Ventolín, al Atrovent, un día y otru día. Y como ves que no mejora, pues decides olvidalo, ya pasará, si pa la poca bici que estoy haciendo no me molesta… Y meteste en el final de trimestre, conferencies, reuniones, prensa, notes, reuniones, ordenador… Como si nada, pero el dolor va creciendo poco a poco, una moneda de cinco céntimos, de diez, de veinte, de mediu euro. 


Pero el viernes por la noche ya duermes mal, y a pesar de too decides coger la bici el sábado. Y ahí no haces nada, ‘tas gripau, y eso que haces un par de subides cortes; pero no eres capaz de llegar ni a Cabueñes, a la Laboral. Y por fin se impone la sensatez, vuelta a casa (y otra cuesta), ducha, tirar la ropa por la habitación, taxi y al hospital de Begoña.


Urgencies, lleno, aquello parecía una fiesta de prau. Tras hora y media (no exagero)  hacente el triaje y, cuando ya estás a puntu de marchar pa casa de puru aburrimientu, sal el tu número mágicu en la pantalla, ye como cantar bingo. El médicu ye un sustituto de fin de semana, pagau con sueldu de suplente eventual, ni siquiera ye de la plantilla, precariau, por los apellidos prefiero no saber más del su currículum.  Y empezamos a palpar, y da con el dolor del esternón, va a ser eso; ¿usted movió algún peso? Hombre, todos lo hacemos, lo normal, les bolses de la compra, una caja de cerveza (¿¡veis como el alcohol ye malo!?) Pues nomas va a empesar por ahí… Y el diagnósticu, osteocondritis, manda cojones, la palabra ye pa nota. Inyección de antiinflamatorio (¡que al día siguiente tovía tenía la tirita en la ñalga!) y pa casa. 



Pero si la noche del viernes fue mala, la del sábado ye peor. Decir que dormí fue un eufemismo. El dolor ya ye como si te meten veinte euros por el pechu, un billete de cincuenta euros. Y a las siete de la mañana no hay otra opción: vestime como pude y a les ocho (hay que dejar dormir a los médicos...) salí pa el hospital Adaro. La buena suerte fue que encontré a la mi amiga Inma, médica de UCI en el Centro Médico, que marchaba pal su curro, qué vas, a dar un paseín a estes hores; qué vas a contestar, sí, claro. La mala noticia fue que me di cuenta de que con les prises había dejao la cartera en casa, vuelta a la casilla uno. Y el camín al Adaro, apenas un kilómetro,  conviertese en el camín al Calvario, no hay fuelle, no avanzo, no soy a dar un pasu. Menos mal  que no hay nadie en la calle, la mañana estaba como boca de llobu.


Y en el Adaro la médica coincide con el diagnóstico del sábado, dolor muscular, pero por si acasu… vamos a hacer un electro. Y el electro da zones indefinides, falta información. Y por si acasu… vete al Centro Médico.


Entré bien al Centro Médico, por mi propiu pie, bromeando, consciente y orientau. El triaje llevose a cabu sin mayores problemas, tiéndase en la camilla. Pero cuando me dejen solu empieza el dolor de verdad, the real one, es como si te empiecen a poner un libru sobre otru en el pechu, vamos al repetir el electro, ya van tres, y otro libru, y otru… Y ya el médico te diz la palabra mágica, y quieres que te trague la tierra. Menos mal que empiecen a llegar otros médicos, ATSs, auxiliares, aquello parecía una fiesta de prau, y mira por donde, pasa por allí Inma, a la que había ‘topao dos hores antes. Y si hasta entonces me habían tratao con exquisitez, entonces ya el trato es de guante blanco. Y por una vez en mi Vida (así, con mayúscules) estaba en el sitiu justu en el momento correcto.


La UVI móvil ye pa vela por dentro. Contarontelo mil veces, dijerontelo,  sabes que pueden hacete una transplante de corazón allí mismo; pero por mucho que te dicen, no yes capaz a comprender todo lo hay allí. Si te dicen que te van a llevar a la luna, créelo, el aparataje ye monstruoso; hasta te pueden decir el día que cortaste les uñes la primera vez.


Y como me lo garraron a tiempo, a la hora ya me están haciendo el cataterismo. Como algo debo tener bien, entra por la muñeca a les mil maravilles. Voy dicivos, a día de hoy tengo una señal en la muñeca como si me hubiera picao un mosquitu, no más grande. Y el monitor por el que el médicu te ‘ta poniendo el stent (Señora: el muelle) ye de grande como la pantalla de un cine, no apuestes con la pantalla del Campoamor.  Y no ye solo el equipo, ye el software. En un momento dao pueden decite hasta cuando cortaste les uñes de los pies; una pantalla puede decite hasta cuantos pelos tienes en el sobacu.


Los Profesionales (puedo estar poniendo mayuscules hasta semana santa) ‘tan experimentaos hasta decir basta, saben lo que tienen que hacer al segundu. La próxima vez que me hablen de trabajo en equipo en el instituto la carcajada va a sonar en Pénjamo (el de la Felguera, no; el de Méjico). No hablen, ye verdá, sólo con mirar pa la pantalla ya saben lo que tiene que hacer. Y sin prises, y sin alterase, ye como un concierto de cámara donde los músicos saben la partitura de memoria. Y en apenes una hora ya tienes un cachu de muelle dentro, y cuando la ATS te diz que fue un infartu de libru no hay lugar a la duda. Y cuando te llega la doctora Soto y te diz con una sonrisa de oreja a oreja que ‘ta todo controlao… No, no puedo encontrar les palabres.


Sólo hay una pregunta posible: ¿Porqué no me fulminó? Aparentemente, hay tres arteries, y sólo una (¡descendente anterior! Lo que aprendes…) estaba afectada, por lo que les otres dos suplieron la obstrucción. Cuando el equipo médicu relaja, dante una explicación pa que lo entiendas: ye como cuando se te atasca el fregaderu y pones un muelle pa salvar la obstrucción. ¿A que lo entendisteis ahora?


Veinticuatro hores en la unidad de Coronarias. Como no podía ser menos, una de les auxiliares había sido alumna mía. Y tres días en la habitación, con Antonio, que lleva diez días esperando por el cataterismo, nosemuybienporqué. Cuando ves a Antonio, setenta años, viudu, ayer enterraba a la consuegra… Viendo esto, qué derechu tengo a protestar yo. ¿Y yo tengo derechu a jugar a ser dios? Ánimo, Antonio, ayer por fin y lo hicieron a mediu día.


Y empiecen les visites, los Amigos (otra vez me quedé sin mayúsculas, sin poder describir lo que esto significa), familiares, llega Marina de Inglaterra, revive el móvil (Pa mas INRI, les primeres veinticuatro hores estuve sin el cargador del móvil), vienen esos amigos a los que sólo Serrat ye capaz a describir; ye como una folixia, ye como cuando íbamos de campamento a Pola de Gordón. Hay momentos en los que pienso seriamente en emplear una telefonista a tiempu total. Si tuviera que pagar los mensajes de whatsapp que recibí a un céntimu, no había paga extra en la cuenta corriente.



  Pero tengo  derechu a saber porqué me pasó a mí. ¿Casualidad, un hechu aleatoriu?… Varón, más de 55 años. Antecedentes familiares, ya tuvimos bastante con el cáncer que se llevó a los  mis hermanos Tino y Fernando. Tabaco, todos conocemos a alguien que conoz a alguien que conoz a alguien que fumaba dos cajetilles y llegó a los ochenta; y todos conocemos casos de no fumadores que se fueron con cuarenta y pocos sin haber movido ni un mueble. ¿Porqué tuvo Iker Casillas un infartu con treinta y ocho tacos, un paisano como un roble que vive rodeau de médicos? Yo no fumo, haz veinte años que ni lo pruebo, y con el asma, ni os cuento. No hay antecedentes familiares (bueno; siempre hay algún pesau que te recuerda que había un primu de mi padre que tenía una sobrina que…). Diabetes, colesterol, tensión… lo normal, a veces un poquitín alto, pero esto no formaba parte de les mis preocupaciones. La última analítica de julio, cuando el quiste de la próstata,  hubiera firmaola doña Inés antes de entrar de novicia. Deporte, ya sabéis, cuatro hores en la bici, a veces cinco, hasta seis. Así que el corazón debería ser grande como un buey, a lo mejor fue eso lo que me salvó… 


Vale, lo confieso, la comida, la sal, el picoteo, la carne de gochu (¡sabe tan rico!), les pijotangues (gusanitos, palomites…), los pinchinos en el bar, y les fartures, ya llevaba cinco antes de navidades ( eso que perdí les del 24 y el 25… por prescripción médica).


Alcohol, hombre, no 'toy para ingresar en AA, un vinín pa comer, la Volldam, pero cuando la doctora  Isabel Soto te señala a la bebida blanca  date una lección de Inglés por lo militar: bye bye gin tonic. Bueno, cuando lleves seis días sin probar alcohol ni un granu de azúcar, SI SE PUEDE. 


Y el personal del HUCA, inmejorable. Inmejorable significa que no se puede mejorar. Profesionales al ciento uno por ciento y amables hasta la extenuación. Lo de los gorrinos de Papa Noel en verde pa repartir la cena de navidad, eso ye pa velo. Cuando dos mocines te dicen a carcajaes que trabayen el 24 y el 25 por la tarde, (y no te lo dicen, pero están allí pa ayudate), qué derechu tienes a abandonate. Cuando marché de la 124 A  faltabenme lágrimes de agradecimiento.    


Cuando salí del HUCA ayer fue como una epifanía: sol, buena temperatura, una vista de medio Asturias… Yo quería hacer una foto guapa, pero… Marina estaba en doble fila. 


Y a partir de ahora… No surrender, pa alante, como decíen Gabino de Lorenzo, Fidel castro y otros fascistas ilustres, ni un pasu atrás ni pa tomar impulsu. Que nadie se me queje porque llegó el tren tarde, o por una multa de tráfico, o por una acera mal completada. Poca sal (¿Qué ye eso?), alcohol cero (Bueno… tampoco voy a dejar de ser asturianu), coger la forma (caminar doscientos metros más cada día… no sé si tendré paciencia) calma en el instituto (no sé si tendré paciencia; vale, no me enfadaré con los de Cuarto ESO).  Y no vais a poder conmigo, cabrones.

domingo, 15 de diciembre de 2019

MACU


- Por la derecha, Julia, Macu, Peranchu, y un del Oviedo, en Pádova. 


Nosotros, cuando empezamos a la escuela de Enfermería, primero, segundo… toes queríamos trabajar en un hospital grande, Centro Médico, … De mano todo el mundo pensaba en trabajar en hospital, estar en buenos quirófanos…. Fuimos la primera promoción que hicimos practiques en Villa, y en Villa recibieron-nos con los brazos abiertos, y además estábamos al lao de casa. Pero un día un amigu fue a echar una instancia a Hunosa, en la Avenida de Galicia, que estaba al lao de la escuela, porque tenía un hermanu trabajando en Hunosa de ATS, qué sería, sobre abril o marzo del últimu añu. Y en lugar de ir a tomar un café fui con él, y a mi aquello sonábame a chino, y porque no la eches, echa la instancia, pa qué la voy a echar, yo no tenía vinculación con la minería. ¡Y llamaronme! Y hasta hoy. 

Yo acabé la carrera en Junio y llamaronme pa empezar a trabayar el 29 de junio, el día San Pedro, yo que ya me estaba preparando pa ir a La Felguera… Tu date cuenta que había casi ciento treinta ATSs, y había que dar vacaciones, sustituciones… Y poniéntelo todo muy guapo, tu firmabes pa tres meses, y preguntábente dónde viviés, y claro, yo dije en Sama. “Meca, en Sama, ahí ‘ta el pozu Fondón”, y yo pensando que iba a ir andando;  Y de repente dicenme que voy pa la cuenca del Caudal, que allí no era fiesta; y firmé el día 27, y ya me dicen que empezaba en la mina San Victor. Yo de aquella no tenía coche, tuve que pedi-y el coche a mi padre; y de aquella no había ni [autovía] Minera ni ná; era todo por Santu Emiliano, Ujo, Figaredo, Turón… Y cuando llego a Turón mandaronme ir pa el hospitalillo de Turón, no se me olvida nunca. Y llego al hospitalillo, y llamo, había un señor de bata blanca, y “mire, a ver si me podía explicar… Ye que empiezo a trabajar mañana… ¿Qué ye, aquí…?”

 -“¡¿Aquiií??!”  ... Y sacome a la calle… Ven p’acá, neña… ¿Ves arriba aquella montaña, aquel piquín blancu…? Pues ye allí. Yo quería que me tragara la tierra… Y él explicómelo muy bien, tu tienes que llegar a la Rebaldana, que ye como llamen allí al pozu Santa Bárbara. Justo enfrente la Rebaldana hay un cartel que pon carretera cortada, prohibido el paso… Pues sigues too pa arriba. De aquella no había móviles, en el ’87. Yo tenía que salir de mi casa a les cuatro y cuartu de la mañana pa entrar a les seis.  Y el ATS enseñóme el botiquín, dióme les llaves… y a empezar. La verdad ye que me trataben de maravilla; y de aquella no había prejubilaciones, y había muchos paisanos de cincuenta, cincuenta y pico años, de la edad de mi padre, que pa mi, que acababa de cumplir los veinte… dónde te pondré que no te entornes. Y decíen ellos, madre, tenemos una neña de praticanta… 

San Victor era pequeñín comparao con María Luisa o Nicolasa, era de interior, como de cielo abierto, pero no había jaula, entrabes andando. Y contrataronme pa tres meses,  pero solo estuve dos meses, encantada de la vida. Ay madre, estuve de maravilla, y eso que no sabía nada. Bueno, el primer día lloré nosécuanto, porque yo decía, yo aquí no llego. El primer día, la primera en llegar era yo, a les seis; luego los vigilantes llegaben a les seis y pico pa destinar el relevu, y luego a les ocho llegaben los ingenieros. Y a mi pasóme de todo. ¡Un día entróme una vaca! Era un barracón, a ver cómo te voy a explicar, era un barracón hechu de ladrillu, pero justo pegao al barracón estaba el abrevaderu de un paisano que tenía les vaques en un prau; y yo tenía la puerta abierta, por si había algún mancau, y estaba p’atrás en el almacén, y de repente siento, plum, y veo una vaca… Y yo no yos tengo miedo a les vaques; ¡tengoyos pánico! Mira los gritos que dí que vinieron los de les oficines a sacar la vaca… Pero yo estaba encantada, era un sitiu pequeñín.

Pero la remesa mía éramos pocos, éramos los últimos, y teníamos que rotar; y yo estuve en todos, que yo me dé cuenta… San Vitor, la Rebaldana, el hospitalillo de Turón, los talleres de la Cuadriella, el lavaderu de Sovilla… San Antonio en Moreda, Santiago, Barredo, Batán, Polio, tres Amigos… no me quedó ninguno del Caudal, solo Monsacro. Y en esta cuenca… Carrio, San Mamés, Venturo, Cerezal, Sotón… Y trabajé con un montón de ATSs, y médicos… pregúntame con quién no. Claro, cuando acabes la carrera sabes cuatro coses; lo que te vale ye la experiencia. Yo estaba muy a gusto con Joaquín del Río en Pumarabule, y eso que Pumarabule pillábame muy lejos, pero yo iba encantada con él, aprendí mucho. Pero con los ATSs, sin desmerecer a nadie, Javier el de Sotón era ideal; en Fondón, Ataúlfo ya era mayor, pero tenía mucha paciencia; y ya en María Luisa, con Pili, ideal, porque era amiga de unos amigos… Y siempre me trataron de maravilla, casi te adoptaben…

Hombre, había sitios donde no me gustaba ir porque no había serviciu de médicu, Modesta, Batán… no había aparato de rayos, no había pa sacar sangre, y nosotros éramos la primera barrera, era más aburrido. Y responsabilidad, en un pozu grande a partir de las cinco quedabes sola, y aprendes a tomar decisiones. En la Seguridad Social todo tien que ir firmao por un médicu; y nosotros teníamos que extraer sangre, el reconocimientu, radiografíes, inmovilices, pases parte, pautes tratamientos, algo que en la Seguridad Social ni te pasa por la cabeza. Y no yos queda más remediu que confiar en ti, en seis meses en un pozu de Hunosa aprendes más que en un añu en una planta de hospital. Y había pozos que por les noches era muy tranquilo, estaba estudiao que por la noche no se molestaba al ATS, Sotón, María Luisa; pero en otros era una romería, a partir de les doce sabíes que empezaba el desfile, veníen a charrar un poco, a poner la vacuna la gripe a les tres de la mañana, como les chavalines estaben en el botiquín y no pueden dormir, vamos a entreteneles un poco…

Y ojo, que yo por suerte cogí esta última época que hubo muy pocos accidentes mortales, a lo mejor porque se invirtió más en seguridad, cuando se concienció a la gente; tu date cuenta de que hasta haz poco todos metíen la bota en la mina, hasta que se prohibió; y habíalos que colgaben el autorrescatador porque no se sentíen a gusto con él, y dejábenlu con la chaqueta porque yos estorbaba. Y había caraduras, como en toos los laos, en toes les profesiones; pero ya los conocíes, a lo mejor en una plantilla tan grande, qué teníes, ¿quince caraduras? Pero claro, eren los habituales, y no eren tontos, había autolesionistas… Pero luego había lo contrario, gente que teníen la espalda hecha un cristo porque no queríen perder la colectiva, y luego gente con hernia discal que por la mañana estaben trabajando y por la tarde iben a hacer la discólisis con ozono, pero al día siguiente a trabayar. Inyectente ozono, liberate la presión y mejores, pero no va bien pa too el mundo. Para, y privao, pagándolo ellos…  

Y yo tuve suerte, estudié la carrera que me gustaba y tuve un trabaju maravillosu, y llegabes a les seis de la mañana con una sonrisa de oreja a oreja, porque iba a trabajar contenta. Y coges-yos cariño, cómo no yos vas a coger cariño, y no sabes lo que prestaba cuando se prejubilaben, llevábente una caja de bombones, y caíate la baba, y por la calle salúdente con una sonrisa. Cuando estuve en Formación aquí en Modesta ya te tocaben hasta los fíos, veíes el apellidu, y decíes, tu yes fíu de Fulanu, meca, ¿conociste a mi padre?

Cadáveres, muertos, claro que vi muchos, muchísimos; y no llorabes, no te poníes a pensar, no teníes tiempu, había tanto que hacer, y empezaba a llegar gente, y aguantabes; eso sí, luego en casa no comíes, vomitabes hasta el desayuno de una semana antes, no eres a dormir. Cuando te derrumbabes era en el tanatorio, cuando veíes a los hermanos, la viuda, el padre… y si lloraba uno, tu ya luego no parabes. 

Aquí en Modesta enseñabes a manejar el autorrescatador, escuela de espalda, a ver si podíamos evitar que aprendieran higiene postural, pa que llevaran buenos hábitos pa casa, que el día tien venticuatro hores. Y cuando yos expliques cuatro coses ya te hacíes con ellos, tu piensa que el güelu o el padre no habíen tenido formación antes de empezar a trabajar, iben al pozu y ya entraben al día siguiente; aquí cuando explicabes cuatro coses ya veíes que estaben agradecidos, teníen mucha disposición. Y a mi gustábame la formación, pero resulta que me engancharon pa dar formación con TRAGSA… ¡Por toda España! Y resulta que los domingos por la tarde hacíes dos maletes, una pa mi y otra pa los neños pa ir a casa la güela, pa Andalucía, o pa Extremadura, Galicia, Canarias… acababes a les seis de la tarde en Cádiz, y cogíes un coche, y llegabes a Málaga a les once la noche, y llama a casa, y los neños… Y sin un duru encima el sueldu… Que me acuerdo, Pelayo estudiando francés, y yo en Canarias haciendo los deberes por teléfono…

Y a mi tocóme todo. Resulta que cuando yo entré Hunosa era autoaseguradora; pero en el ’95… o en el ’96, pasamos como mutua a la Seguridad Social. Y la primer semana que se hizo tocóme a mí, que estaba de noches en Candín. Y les cuatro primeres noches, cuatro veces que marchó la ambulancia pa Villa. Y claro, el protocolo era diferente, tú entrabes por el hospital, nombre, apellidos, antecedentes, nombre de los familiares… A los dos meses ya iba solo, pero al principiu… Una vez tocónos una fractura de cráneo, y el chaval luego sobrevivió, pero no dábamos un duru por él. Que nosotros en Hunosa era curalu, y luego ya te ocuparíes de aquello. Y entramos con él por la puerta de urgencies, otra compañera y yo, y llega el administrativu al papeleo…
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-           -   Nombre del paciente,
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 -       - Mira, no lo sé, hasta que vaya al pozu no puedo date la historia…
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-        - Antecedentes personales.
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 -       - Mira, que no lo sé, que no lo tengo delante…
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-        - Antecedentes familiares…

Y entós la otra que iba conmigo ya y salió el mineru que llevaba dentro:
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-         - A ver, chaval, que te estoy diciendo que no tengo ni puta idea, ¿vale?

Claro, les ambulancies llevaben al accidentau y volvíen al pozu, y en el hospital decíente, cómo los traéis así de sucios; y un día llevaron a un mozu, y la ambulancia marchó, y el mozu esti hicieron-y too lo que teníen que hace-y, yo mandelu con una rodilla bloqueada, y a les cuatro de la mañana dieron-y el alta… ¡y me lu devolvieron en pelota picada con una sábana!, y con esti informe mañana al médicu; y esti pobre en el hospital no tenía nada, tenía toes les perres, la documentación, todo en la taquilla; y fue a la parada de taxis, y convenció a un taxista de que no se había escapao de salud mental, y que lu llevara al pozu… Y el taxi paguelu yo, que luego me lo pagó la empresa, y decíame el taxista, no estaba yo muy convencíu…  

Y yo estuve treinta años, y claro que me da pena como están les cuenques ahora; pero Jaime ya está prejubilau, y ahora ya deja lo del sindicato del todo, y ahora a viajar, que cuando estuvo Pelayo en Italia bien que lo aprovechamos, y llevamos a mi madre a ver al su nietu a Padova, que ella tenía mucha gana de ver Venecía, y en góndola con el su nietu… Y el día que me prejubilé fuimos a comer. Y un poquitín sí que lloré…