Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







domingo, 15 de diciembre de 2019

MACU


- Por la derecha, Julia, Macu, Peranchu, y un del Oviedo, en Pádova. 


Nosotros, cuando empezamos a la escuela de Enfermería, primero, segundo… toes queríamos trabajar en un hospital grande, Centro Médico, … De mano todo el mundo pensaba en trabajar en hospital, estar en buenos quirófanos…. Fuimos la primera promoción que hicimos practiques en Villa, y en Villa recibieron-nos con los brazos abiertos, y además estábamos al lao de casa. Pero un día un amigu fue a echar una instancia a Hunosa, en la Avenida de Galicia, que estaba al lao de la escuela, porque tenía un hermanu trabajando en Hunosa de ATS, qué sería, sobre abril o marzo del últimu añu. Y en lugar de ir a tomar un café fui con él, y a mi aquello sonábame a chino, y porque no la eches, echa la instancia, pa qué la voy a echar, yo no tenía vinculación con la minería. ¡Y llamaronme! Y hasta hoy. 

Yo acabé la carrera en Junio y llamaronme pa empezar a trabayar el 29 de junio, el día San Pedro, yo que ya me estaba preparando pa ir a La Felguera… Tu date cuenta que había casi ciento treinta ATSs, y había que dar vacaciones, sustituciones… Y poniéntelo todo muy guapo, tu firmabes pa tres meses, y preguntábente dónde viviés, y claro, yo dije en Sama. “Meca, en Sama, ahí ‘ta el pozu Fondón”, y yo pensando que iba a ir andando;  Y de repente dicenme que voy pa la cuenca del Caudal, que allí no era fiesta; y firmé el día 27, y ya me dicen que empezaba en la mina San Victor. Yo de aquella no tenía coche, tuve que pedi-y el coche a mi padre; y de aquella no había ni [autovía] Minera ni ná; era todo por Santu Emiliano, Ujo, Figaredo, Turón… Y cuando llego a Turón mandaronme ir pa el hospitalillo de Turón, no se me olvida nunca. Y llego al hospitalillo, y llamo, había un señor de bata blanca, y “mire, a ver si me podía explicar… Ye que empiezo a trabajar mañana… ¿Qué ye, aquí…?”

 -“¡¿Aquiií??!”  ... Y sacome a la calle… Ven p’acá, neña… ¿Ves arriba aquella montaña, aquel piquín blancu…? Pues ye allí. Yo quería que me tragara la tierra… Y él explicómelo muy bien, tu tienes que llegar a la Rebaldana, que ye como llamen allí al pozu Santa Bárbara. Justo enfrente la Rebaldana hay un cartel que pon carretera cortada, prohibido el paso… Pues sigues too pa arriba. De aquella no había móviles, en el ’87. Yo tenía que salir de mi casa a les cuatro y cuartu de la mañana pa entrar a les seis.  Y el ATS enseñóme el botiquín, dióme les llaves… y a empezar. La verdad ye que me trataben de maravilla; y de aquella no había prejubilaciones, y había muchos paisanos de cincuenta, cincuenta y pico años, de la edad de mi padre, que pa mi, que acababa de cumplir los veinte… dónde te pondré que no te entornes. Y decíen ellos, madre, tenemos una neña de praticanta… 

San Victor era pequeñín comparao con María Luisa o Nicolasa, era de interior, como de cielo abierto, pero no había jaula, entrabes andando. Y contrataronme pa tres meses,  pero solo estuve dos meses, encantada de la vida. Ay madre, estuve de maravilla, y eso que no sabía nada. Bueno, el primer día lloré nosécuanto, porque yo decía, yo aquí no llego. El primer día, la primera en llegar era yo, a les seis; luego los vigilantes llegaben a les seis y pico pa destinar el relevu, y luego a les ocho llegaben los ingenieros. Y a mi pasóme de todo. ¡Un día entróme una vaca! Era un barracón, a ver cómo te voy a explicar, era un barracón hechu de ladrillu, pero justo pegao al barracón estaba el abrevaderu de un paisano que tenía les vaques en un prau; y yo tenía la puerta abierta, por si había algún mancau, y estaba p’atrás en el almacén, y de repente siento, plum, y veo una vaca… Y yo no yos tengo miedo a les vaques; ¡tengoyos pánico! Mira los gritos que dí que vinieron los de les oficines a sacar la vaca… Pero yo estaba encantada, era un sitiu pequeñín.

Pero la remesa mía éramos pocos, éramos los últimos, y teníamos que rotar; y yo estuve en todos, que yo me dé cuenta… San Vitor, la Rebaldana, el hospitalillo de Turón, los talleres de la Cuadriella, el lavaderu de Sovilla… San Antonio en Moreda, Santiago, Barredo, Batán, Polio, tres Amigos… no me quedó ninguno del Caudal, solo Monsacro. Y en esta cuenca… Carrio, San Mamés, Venturo, Cerezal, Sotón… Y trabajé con un montón de ATSs, y médicos… pregúntame con quién no. Claro, cuando acabes la carrera sabes cuatro coses; lo que te vale ye la experiencia. Yo estaba muy a gusto con Joaquín del Río en Pumarabule, y eso que Pumarabule pillábame muy lejos, pero yo iba encantada con él, aprendí mucho. Pero con los ATSs, sin desmerecer a nadie, Javier el de Sotón era ideal; en Fondón, Ataúlfo ya era mayor, pero tenía mucha paciencia; y ya en María Luisa, con Pili, ideal, porque era amiga de unos amigos… Y siempre me trataron de maravilla, casi te adoptaben…

Hombre, había sitios donde no me gustaba ir porque no había serviciu de médicu, Modesta, Batán… no había aparato de rayos, no había pa sacar sangre, y nosotros éramos la primera barrera, era más aburrido. Y responsabilidad, en un pozu grande a partir de las cinco quedabes sola, y aprendes a tomar decisiones. En la Seguridad Social todo tien que ir firmao por un médicu; y nosotros teníamos que extraer sangre, el reconocimientu, radiografíes, inmovilices, pases parte, pautes tratamientos, algo que en la Seguridad Social ni te pasa por la cabeza. Y no yos queda más remediu que confiar en ti, en seis meses en un pozu de Hunosa aprendes más que en un añu en una planta de hospital. Y había pozos que por les noches era muy tranquilo, estaba estudiao que por la noche no se molestaba al ATS, Sotón, María Luisa; pero en otros era una romería, a partir de les doce sabíes que empezaba el desfile, veníen a charrar un poco, a poner la vacuna la gripe a les tres de la mañana, como les chavalines estaben en el botiquín y no pueden dormir, vamos a entreteneles un poco…

Y ojo, que yo por suerte cogí esta última época que hubo muy pocos accidentes mortales, a lo mejor porque se invirtió más en seguridad, cuando se concienció a la gente; tu date cuenta de que hasta haz poco todos metíen la bota en la mina, hasta que se prohibió; y habíalos que colgaben el autorrescatador porque no se sentíen a gusto con él, y dejábenlu con la chaqueta porque yos estorbaba. Y había caraduras, como en toos los laos, en toes les profesiones; pero ya los conocíes, a lo mejor en una plantilla tan grande, qué teníes, ¿quince caraduras? Pero claro, eren los habituales, y no eren tontos, había autolesionistas… Pero luego había lo contrario, gente que teníen la espalda hecha un cristo porque no queríen perder la colectiva, y luego gente con hernia discal que por la mañana estaben trabajando y por la tarde iben a hacer la discólisis con ozono, pero al día siguiente a trabayar. Inyectente ozono, liberate la presión y mejores, pero no va bien pa too el mundo. Para, y privao, pagándolo ellos…  

Y yo tuve suerte, estudié la carrera que me gustaba y tuve un trabaju maravillosu, y llegabes a les seis de la mañana con una sonrisa de oreja a oreja, porque iba a trabajar contenta. Y coges-yos cariño, cómo no yos vas a coger cariño, y no sabes lo que prestaba cuando se prejubilaben, llevábente una caja de bombones, y caíate la baba, y por la calle salúdente con una sonrisa. Cuando estuve en Formación aquí en Modesta ya te tocaben hasta los fíos, veíes el apellidu, y decíes, tu yes fíu de Fulanu, meca, ¿conociste a mi padre?

Cadáveres, muertos, claro que vi muchos, muchísimos; y no llorabes, no te poníes a pensar, no teníes tiempu, había tanto que hacer, y empezaba a llegar gente, y aguantabes; eso sí, luego en casa no comíes, vomitabes hasta el desayuno de una semana antes, no eres a dormir. Cuando te derrumbabes era en el tanatorio, cuando veíes a los hermanos, la viuda, el padre… y si lloraba uno, tu ya luego no parabes. 

Aquí en Modesta enseñabes a manejar el autorrescatador, escuela de espalda, a ver si podíamos evitar que aprendieran higiene postural, pa que llevaran buenos hábitos pa casa, que el día tien venticuatro hores. Y cuando yos expliques cuatro coses ya te hacíes con ellos, tu piensa que el güelu o el padre no habíen tenido formación antes de empezar a trabajar, iben al pozu y ya entraben al día siguiente; aquí cuando explicabes cuatro coses ya veíes que estaben agradecidos, teníen mucha disposición. Y a mi gustábame la formación, pero resulta que me engancharon pa dar formación con TRAGSA… ¡Por toda España! Y resulta que los domingos por la tarde hacíes dos maletes, una pa mi y otra pa los neños pa ir a casa la güela, pa Andalucía, o pa Extremadura, Galicia, Canarias… acababes a les seis de la tarde en Cádiz, y cogíes un coche, y llegabes a Málaga a les once la noche, y llama a casa, y los neños… Y sin un duru encima el sueldu… Que me acuerdo, Pelayo estudiando francés, y yo en Canarias haciendo los deberes por teléfono…

Y a mi tocóme todo. Resulta que cuando yo entré Hunosa era autoaseguradora; pero en el ’95… o en el ’96, pasamos como mutua a la Seguridad Social. Y la primer semana que se hizo tocóme a mí, que estaba de noches en Candín. Y les cuatro primeres noches, cuatro veces que marchó la ambulancia pa Villa. Y claro, el protocolo era diferente, tú entrabes por el hospital, nombre, apellidos, antecedentes, nombre de los familiares… A los dos meses ya iba solo, pero al principiu… Una vez tocónos una fractura de cráneo, y el chaval luego sobrevivió, pero no dábamos un duru por él. Que nosotros en Hunosa era curalu, y luego ya te ocuparíes de aquello. Y entramos con él por la puerta de urgencies, otra compañera y yo, y llega el administrativu al papeleo…
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-           -   Nombre del paciente,
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 -       - Mira, no lo sé, hasta que vaya al pozu no puedo date la historia…
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-        - Antecedentes personales.
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 -       - Mira, que no lo sé, que no lo tengo delante…
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-        - Antecedentes familiares…

Y entós la otra que iba conmigo ya y salió el mineru que llevaba dentro:
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-         - A ver, chaval, que te estoy diciendo que no tengo ni puta idea, ¿vale?

Claro, les ambulancies llevaben al accidentau y volvíen al pozu, y en el hospital decíente, cómo los traéis así de sucios; y un día llevaron a un mozu, y la ambulancia marchó, y el mozu esti hicieron-y too lo que teníen que hace-y, yo mandelu con una rodilla bloqueada, y a les cuatro de la mañana dieron-y el alta… ¡y me lu devolvieron en pelota picada con una sábana!, y con esti informe mañana al médicu; y esti pobre en el hospital no tenía nada, tenía toes les perres, la documentación, todo en la taquilla; y fue a la parada de taxis, y convenció a un taxista de que no se había escapao de salud mental, y que lu llevara al pozu… Y el taxi paguelu yo, que luego me lo pagó la empresa, y decíame el taxista, no estaba yo muy convencíu…  

Y yo estuve treinta años, y claro que me da pena como están les cuenques ahora; pero Jaime ya está prejubilau, y ahora ya deja lo del sindicato del todo, y ahora a viajar, que cuando estuvo Pelayo en Italia bien que lo aprovechamos, y llevamos a mi madre a ver al su nietu a Padova, que ella tenía mucha gana de ver Venecía, y en góndola con el su nietu… Y el día que me prejubilé fuimos a comer. Y un poquitín sí que lloré… 


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