Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







lunes, 1 de julio de 2019

FRIO


Cuando Murphy, que era un optimista, se mezcla con el ciclismo, mal asunto. Hoy no tenía que haber entrenado: a primera hora, cuando voy a por los recados para mi madre, orbaya. Hace frío, está oscuro, Langreo parece Mordor. Si además visito el mercado que se está desperezando, con sus feriantes, trileros, carteristas... el resultado es algo parecido a una mezcla de "Juego de Tronos" y "Torrente". Y decido no salir a entrenar, el suelo está mojado. Pero Murphy era muy neciu... 

Cuando digo frío el 1 de julio los madrileños de primer año me tomarán por loco; pero los graduados en Tercero de Asturiano saben que ayer hubo que poner calcetines de montaña para echar un pigazín (Señora: la siesta, la sexta hora). Y como ya hemos quitado el edredón de Palencia de la cama, por la noche maldigo hasta en arameo. 

Y deja de orbayar, el suelo promete una tregua efímera, pica el niki... y aunque dudo si salir a entrenar con tres capas de ropa y botines de agua, al final me veo en la calle con la Calurosa VI y con ganas de... de nada, porque los primeros kilómetros son de pena, hasta que en la cuesta de Vindoria decido dejar de quejarme. Mal día para aplicar la táctica Poyaque: yo no debería estar aquí, hace un frío que pela (¡en la farmacia de Sotrondio 14º!), estoy de vacaciones... Poyaque estoy aquí vamos a subir la Colladiella; encima, uno de los puertos mas duros del Nalón. Sin ser un San Lorenzo,o una Cobertoria, o un Tourmalet... se trata de un puerto de prejubilados, abandonado a su suerte, poca población... pero no por eso te va a poner las cosas fáciles. 


Poyaque estamos aquí solo voy a subir hasta Perabeles; peroyaque pasé la cuesta de Santa Bárbara (no hace falta ir al Angliru; la curva de la iglesia es para subir en funicular) sigo hasta Perabeles; poyaque estoy aquí, voy a seguir hasta donde me deje la niebla. Que no es mucho, no se ve el puerto, olvídate de ver el monumento, olvídate de ver la llegada; olvídate de ver los carteles (km 6, km 7...) hasta que casi te caen encima; y olvídate de calcular si falta mucho, mejor no preguntes (de todas maneras, no hay nadie). Hay quien habla del smog de Londres, viene a la mente la peli "Gorilas en la niebla"... pero eso no vale para nada, solo existe el aquí y ahora; y los cincuenta metros siguientes son Terra Incognita como los mapas del siglo XVI. Y silencio, mucho silencio: ni un pájaro, ni una motosierra lejana... Solo me salva el hecho de que conozco el puerto de memoria. 


Me salva parcialmente, porque el cuerpo está de lunes. Empiezo a subir con frío, pero al poco empieza a subir la frecuencia cardíaca  y maldigo haber traído un maillot gordo. Las pulsaciones amenazan con reventar la correa del reloj, y la caja torácica empieza a parecerse a esos inventos de Acme del Coyote (ah, que gran contribución al mundo animal). Y empiezo a sudar, a pesar del orbayu. Bueno, lo de sudar es orientativo: el casco despide chorretones de gin-tonic de Beefeater (si, ya sé que ye muy barato, pero soy de inglés, qué le vamos a hacer, ya quisiera yo gastar ginebra de la buena) y el pecho rezuma Volldamm como si nada.

La carretera está hecha una mierda. Si sois muy remirad@s, podéis saltaros este párrafo. No, no es que esté como La Cubilla, llena de baches y de piedras. Es más fácil que eso, las vacas locales (que hablan tres idiomas y tienen carrera) se han despachado a gusto y la calzada está llena de heces fecales de origen vacuno de procedencias diversas: de un día, de varios, compacta, viscosa, marronuza, verduza, amarilluza, de tamaño y grosor variable. No es de extrañar que al llegar la Calurosa VI huela a cuchu . Si en lugar de zapatillas de ciclismo llevara madreñes, hubiera podido posarme de la bici. 



Cuando por fin de entre la niebla calculo que está el Monumento al Minero y veo que he llegado arriba, estoy empapado, posiblemente en el único sitio de Asturias donde llueve de verdad. No hay tiempo para más, una foto y arranca. Y no, no me atrevo a echar la meadina, no sea que al sacar la chorr... 
(dijimos, remirad@s abstenerse). 

El valle de Turón está extrañamente animado, los prejubilados no se atreven a marchar para Gijón o Valencia de don Juan, y los pocos que trabajan no se atreven a ir de vacaciones, no sea que a la vuelta haya cerrado lo poco que hay. 

Y sigue haciendo frío,  lo de la ola de calor suena a tomadura de pelo. Así que para sacudirme los sintomas de congelación, decido volver por Santo Emiliano. 

Si Turón está despoblado, Rioturbio es una mezcla de Groenlandia y el Gobi puesto juntos. Si me dicen que han succionado todos los habitantes del valle con un chupón de fontanero, me lo creo. Y además este valle cuenta con uno de los pueblos más feos de Asturias, Rioturbio. Se admiten apuestas. 

Solo me salva el día el hecho de que la carretera parece una pista de aeropuerto: ancha, bien asfaltada... No sé para qué gente, pero en algunos tramos podría aterrizar el Air Force One. La bajada hasta Sama es mi momento Clint Eastwood ("Make my day..."). Las rayas están tan bien pintadas, el asfalto, por momentos, es tan perfecto que parece que bajo patinando. Y es cuando caigo en que hace poco se ha celebrado un rally de coches de esos que hacen mucho ruido (Hay gente pa todo) y que alguien en este país-municipio-concejo ha decidido arreglar la carretera de prisa y corriendo.  No está mal, pero a pocos kilómetros, la pista del polideportivo (El Beiro, que podría/ debería ser uno de los mejores polis del norte de España) sigue sin arreglarse tras las inundaciones del invierno. El parqué levantado y amontonado en medio de la pista da ganas de llorar. Marca España.

Y por fin llego a casa, ducha hirviendo,  dos jerseys, caldo de invierno en pleno verano, y la sensación de que éste ha sido uno de los entrenamientos más puñeteros del año. 

Por cierto, ¿de donde viene lo de puñeter@? En el próximo capítulo...



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