Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







martes, 21 de febrero de 2012

¡Calamita!

"Profe, el próximu viaje... ¿podemos hacelu a Punta Cana?"

"A ver si encuentro la oficina de reclamaciones..."


No todo va a ser ciclismo (o como decía Krahe, no todo va a ser follar), un poco de viaje por el mundo mundial.

Pues señor, salimos de Praga con "un poco" de nieve, por delante cinco horas de tren. Y cuanto más ibamos pa Eslovaquia, más nieve. Y todo iba muy bien. Hasta que a les cuatro hores llegó la revisora y no sé qué nos dijo, por que no hablaba inglés, algo como que teníamos que cambiar de tren. Así que en un pueblu cerca de la frontera hicieronos bajar del tren. Y que fueramos p'al autobus, pero... no había autobús. A too esto, les cuatro de la tarde, tapeciendo...

La estación parecía venir de eses películes de Drácula, llena de gente a cual más desesperá. Casi nadie hablaba inglés. Fuimos a la taquilleira, y la probe echonos una retafila de la que sólo entendimos una palabra: "¡Calamita!". Allá apareció un puntu que hablaba un español más que decente, y que nos dijo que aquello no iba p'alante. Y a too esto venga a nevar, sin taxis, sin hoteles, y a reclamar al maestro armero...

A la hora sacaronnos pa un autobús. El autobús estaba allí, pero solo faltaba un detalle: el conductor. A la hora apareció otru autobús, esti sí con conductor. Pero cuando ya estábamos toos subíos, llegó un policía. Otra retafila... y p'abaxo. A too esto aparecieron como por ensalmo les profesores polaques, que hablaben la llingua de allí, y explicaronnos la jugada: frontera cerrada, vuelta p'atrás y a coger otra línea de tren. Claro, esti tren tenía que dejar pasu a too lo que estaba programao. A eso de les diez estuvimos paraos una hora. Al llegar a fin del tren, otra hora en taxi hasta la pensión, con una nevada de cojones, a eso ya de les doce la noche. Bram Stoker hubiera estao orgullosu del viaje. Menos mal que los chavales no me dieron ninguna guerra y que el compañeru Andrés ayudó como un campeón (y menos mal que aparecieron les polaques, porque si no tovía estamos allí...)

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