Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







domingo, 9 de septiembre de 2018

VUELTA CICLISTA A BIAFRA

(Dedicado a Kristina Vogel) (Y a Michael, foto)

Aqui teneis a uno que subió Les Praeres tres veces en diez días y no se da un pijo de importancia. Habla asturiano un poco raro, eso si...


Todos están contentos: alcaldes, concejales, hosteleros, aficionados, péritos (si, señora, la tilde está bien puesta) de caleya y los Siete Sabios de Grecia, comentaristas, analistas, especialistas, estilistas y nosecuantistas enterados más. Que si el colorido, que si las etapas, que si esto ye lo más duro que hay en el mundo, que si se compara con nosé quien… Dicho esto por gente que nunca se ha subido a una bici y luce atroces barrigas sidreras. Todo el mundo contento, menos los ciclistas. 

No reparan tan acertados críticos en que el firme de las carreteras ha sido asfaltado la semana antes, que la señalización para los ciclistas es poca o inexistente (nada, hombre… ponemos un guardia civil a hacer señales desaforadas con los brazos y ya está). Nadie cuenta los ciclistas que se caen, alguno, literalmente, al matu (¿qué pasaría en el Tour si uno solo de los favoritos desapareciera tragado por la vegetación?) ni que el desgaste físico de los ciclistas es insufrible. No, no vale decir que son superhombres o que están hechos de otra pasta. Eso pueden ser los diez, los veinte primeros. Pregunten los leguleyos, si se interesan por los ciclistas, del veinte hacia abajo, averigüen las consecuencias de llevar el cuerpo al límite tres días seguidos, analicen la sangre al acabar la etapa de cualquiera de ellos, sangre negra, sin oxígeno, sin plaquetas.  Los mismos opinadores que, sin saber la diferencia entre el plato grande o el pequeño, opinan que “la vuelta está muy aburrida. Ya verás cuando vengan a Asturias". Todo el mundo es docto en ciclismo; pero cuando estamos al volante… putos ciclistas.

                                                                  - Ciclismo S XXI
  
Y todo ello por salir un poco en la tele, lo que decía Andy Warhol de los cinco minutos de gloria. Lo que no sale en la TPA no existe. Da igual que sea una antigua pista minera donde había que apartar los llobos para ir a trabajar, da igual una pista de esquí, que un camín de cabres (¿alguien conocía el Angliru hace 25 años?) o senda de jabalíes. Y  si no es bastante duro el final de etapa en Los Lagos, pasamos un puerto exigente… dos veces. El ciclismo antes era ir de aquí a allí, el cicloturismo que practico con mis amigos es salir a divertirse (y si, a veces, solo a veces, te calientas un poco, a ver quien la tiene más larga. El Tour de Francia era rodear el hexágono galo, las primeras Vueltas aprovechaban los pasos de montaña ya existentes.  Por algo en Francia tienen nombres eternos como Tourmalet o Alpe D’Huez. Nosotros tenemos nombres como el Morredero…

                                      - Bueno, esti también habla inglés, pero ye más de allá.

Hoy no. Hoy, cuando para inscribirse en una marcha cicloturista hay que tener una buena chequera, se sientan los alcaldes de turno a ver quien mea más lejos. Yo tengo un veinticuatro por ciento, yo un veintiséis, yo tres tramos al gonsumadre por ciento, yo dos pasos al rediosqueloparió por ciento, yo tengo un observatorio astronómico al ochomilporciento… Y nada, asfaltamos quice días antes y ya está. Asfaltamos lo que podemos, hasta donde lleguen les perres, lo que nos deje el presupuesto. Y si los dos últimos kilómetros están sin asfaltar porque no hay perres, que más da. Seguridad, cero, vallas protectoras, inexistentes, hay que pagar para ponerlas, hay que pagar para quitarlas, que más da. Y si una banda armada de cajas de sidra se echa encima de los corredores, les escupe, le quita el paso para hacerse un selfie, bueno, eso ye ciclismo, hombre. Y el alcalde ya subió, faltaría más, ya hizo la foto arriba. Con una bici prestada eléctrica, de esos que tiene un motorín que no se ve, a ver si crees que el alcalde va a subir el tirapalante por ciento (sin haber subido tres puertos durísimos antes, claro).
Ah, y si un descerebrado provoca un accidente en la línea de meta derribando a los seis primeros, no pasa nada. En Francia ya estaría guillotinado. Aquí seguro que sigue con su credencial, a ver si en lugar de seis, mañana derriba a doce. 

                                                        - Bueno, esti ya ye más de aquí. 
 
Y los ciclistas, bueno, hombre, quien son esos, total son de otra raza. Pues no señor, son deportistas que, cuando están a una hora del líder, piensan en lo que les queda, sin coche de apoyo, casi sin público, piensan en la etapa de mañana, más dura todavía. Sueñan con descansar, con comer, con ropa seca, sin sudor, sueñan con litros de agua. Cuando llega se desploma, no hay oxigeno en las piernas, hay que ayudarlo a bajarse. Todo para que un mastuerzo armado de un cubalibre o una botella de sidra opine que “el ciclismo ya no ye lo que era”. Y si el ciclista rompe, como Kristina Vogel, tranquilos, que ponemos a otru. Y si sobreviven el daiparriba por ciento, el añu que bien ya buscaremos algo más duro.   

Menos mal que no todo está perdido. El viernes subí un puertaco (“solo” un Tercera) para ver pasar a los corredores. A mi lado, en la cuneta, había una niña como de catorce años. Con su fuerte acento extremeño, me contó que era la primera vez que veía a los corredores tan de cerca, y si era verdad que tiraban regalos a los espectadores. No, verás, esto no es exactamente así, entre todos le explicamos el procedimiento. Pero tras pasar los corredores viene caminando hacia nosotros uno de los asistentes con cuatro bidones en las manos. Con mi caradura habitual, le pedí, en siete u ocho idiomas, que le diese una botella a la niña. Y no le dio uno, sino dos.  La niña, con una sonrisa de hombro a hombro, abrió los ojos como dos monedas de veinte euros y le dijo un “gracias” que resonó como el Truenón de Gijón en todo el valle de Valdesoto. No todo está perdido en el ciclismo.

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