Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







martes, 20 de agosto de 2019

CACHINOS DE MINA (2)



PILI 
 


Llamabenlu Cayeyo, y eren una familia de aquelles de después de la guerra, que murió el padre tan joven en la mina, y pasabenlo tan mal, tan mal; eren la madre, tres muyeres y el guaje; y cuando tenía trece años les hermanes andaben por ahí de asistentes, y dijoi la madre, ay  Faustinín, Tinín, tienes que dejar la escuela y ponete a trabayar, porque yo no aguanto más, y andaben cogiendo el carbón que caía de los vagones, pa vendelo, y toos esos cuentos… y ganaba un sueldín pequeñin, empezó de aguador, y cuando llevaba unos meses ya lu pusieron de guaje pa ayudar al mineru; y resulta que de repente  al poco hubo un derrabe en la mina,y el mi Faustino quedó enterrau; pero estaba en un sitio que se podía mover un poco,  y taben los de fuera, Tinín, tal y cual, sal pa fuera, pero non te muevas mucho, no sea que te caiga encima; que está todo tranquilo, y allá un cachu diz él, yo no me muevo, no me muevo, pero cai ello solo, cae ello solo; y Cayeyo-y quedó. Con les tres hermanes y la madre, que la madre murió al poco, y los Cayeyos eren famosos; Y cuando podía comía con nosotros en la cocina, lo que comíamos nosotros, gustaba-i el quesu Cabrales con una manzana; eso era un banquete, chaval; esa gente pasaba mucha hambre… 

El Forosu era otra cosa, era finu, iba por libre; era jugador de cartes, era muy buen jugador de cartes,  y diba a jugar a Oviedo, y era jugador de los buenos; y alguna vez venía con les perres de Oviedo, y veníen andando muches veces; y alguna vez tenía que quedase escondíu en alguna casa, porque notaba que lu veníen siguiendo pa robalu, y veníen escondíos; y esos eren otra clase de gente, porque teníen huerta, eren de Cuesta de Arcu, y con la güerta ya sacaben; y era el Forosu y les cuatro hermanes, y dos eren limpiadores de La Modesta, y ya teníen un sueldín de la empresa; y otra estaba casada con Vigil, que venía mucho al bar; y la otra hermana estaba casada con un mineru, y esos vivíen bien, esos no pasaben fame. Los que teníen una güertina ya vivíen un poco mejor. 

Cuando les fiestes, cuando los Entibadores, veníen los ingenieros del pozu, porque de aquella solo había tres bares curiosos; el resto eren chigres de mina. Y estaba El Polesu, y el Miramar, que todavía no estaba el Oriental, y Casa Quirós, tu güelu; y cuando el concurso llegaron a vender cuarenta y siete  cajes de sidra hasta les cinco de la tarde, salíen les boles de serrín por la puerta; y pa échalo estaba el mi primu Ricardín, y Ricardín era muy curiosu pa echar la sidra, y tu tíu Ricardo, y dos mozos que contrataba  mi padre; y andaben los ingenieros que no paraben, y venga tortilles, y mariscu a retorcer … Y los entibadores de Mieres, y de Cabañaquinta…

Y cuando veníen los de la contrapartida, y los chivatos de la brigadilla, y entraben por el bar por bajo a buscar a  uno, ya entraben dando palos; y paraba mucho por allí un tíu  de los de Món, el padre de Mari la de Món  habíen mataolu en Oviedo cuando la guerra; y dijo mi padre abajo: “Ostia, los de la contrapartida”; y el tíu de Mari y dos o tres ya se estaben tirando por el balcón a la calle… 

Yo ya tenía quince años, y por les tarde diba a bordar, y por la mañana cosía allí junto al balcón, y oíase todos los ruidos de la calle, y aquel día oíase un runrún diferente; y les otres taben limpiando por arriba, y de repente siento, “tienenlos en la Casa Socorro”, donde el Juzgao” Y asómome y digo, qué ye lo que pasa. “Que hay cuatro muertos, hubo una batida y me parez que hay cuatro muertos de esos fugaos que anden por el monte”; y yo abrí la ventana del balcón, y decíen, “van a llevalos pal cementeriu”, y teníenlos donde la Ispeción, y al hermanu de Samuel, el ciegu, el cadáver, estaben dandoi pataes en les piernes, y poníen a Samuel cerca, mira, mira (¡era ciegu!), de eses aberraciones que hay; y resulta que tuvieronlos allí haciendoyos mofa; y quedo yo en el balcón, idiota de mi, y en eso pásenlos en una camioneta delante del balcón, y yo veialos, teníen tapaes hasta les rodilles, claro, eren mozos grandones; unes botones así, yo creí que me daba un ataque, y pegué un gritu; y mi madre, “¡quítate de ahí, quien te manda estar ahí!”.






VELI


A los 16 yo ya empecé a trabayar de pinche en la construcción, con Iglesias, al lao de la carpintería de Joaquín; y pa que te dieran la categoría de peón había que esperar a los 18 años y había que afiliase al paro pa que yos dieran a ellos una subvención. De pinche cobraba quince, dieciséis mil pesetes, los libramientos tan ahí pa ver, en casa; y cuando me pusieron la categoría de peón con 18 años cobraba veintisiete, veintiocho, treinta mil pesetes, sería en el ‘76. Y yo, na mas cobrar, dabai la paga a mi madre, y mi madre dábame dos mil pesetes, y yo era el rey del mambo... Pero el constructor jubilose, y echonos a toos al paro; lógicamente, sin indemnización… Y a empezar de cero. 

Y yo bajaba con mi padre cuando él diba pa el ayuntamientu… Mi padre con 35 años ya ‘taba silicóticu de la mina, de segundu grado, cobrando tres mil pesetes; empezaben a trabayar con 14 años, qué quies… Y como no había “fierro”, date cuenta, cuatro paisanos y mi madre cinco,  y él seis… Y él pusose a trabayar en el ayuntamientu, esa ye otra, el ayuntamiento no quería entrar ni dios allá, y decien-y, vas a recoger la basura y la mierda,  y les cunetes… pues a limpiar cuentes por  too el pueblu. Y a mi padre daba-y el Montepío cinco mil pesetes…

Yo bajaba andando con mi pá, bajabes andando, igual que cuando empecé a trabayar en la mina, yo no tenía derechu a línea [de transporte], y una mojadura pa bajar, otra pa subir, y nevando, teníes que bajar andando hasta Ciañu; y si coincidía con la línea, bien, pero como coincidiera que tenies el relevu a les doce, o a les ocho… no podíes negate. No bajé yo andando veces… y salíes con frío a les tres o les cuatro, y lloviendo, nevando, con calor, y venga andando pa arriba… Yo tardé dos años en comprar coche. 

La mili, un atrasu, fui el únicu de los hermanos que fizo la mili, ‘tuve con los moros, un añu en Cádiz y luego pa Melilla, un añu y picu, y luego cuando vine a empezar de cero, no teníes nada, sin paro, sin ayuda, sin referencies… ‘tuve trabayando en “B”, cholleando con un paisano, lo que podía, dabame doscientes pesetes la hora, pero cotizar, nada… Yo no quiero acordame pa atrás, la gente arreglábase, pero trabayando. 

Yo les primeres convocatories  de Hunosa echamosles el mi hermanu yo, sería en el año 82, que teníes que dir a echar la solicitud en los chalés que hay donde la Renault… De aquella daben preferencia por el baremo establecíu los que teníen al padre trabajando en activo, teníen más puntuación que los de pasivo; y teníen preferencia absoluta los que se había matao el padre en la mina. Yo ya por fín acabé entrando con el baremo del paro. 

Luego entraben los siguientes, y obteníen puntuación los casaos, con fíos,con hijos políticos… Y yo cuando vine de la mili, anduve trabayando algo en el MOPU, en el ayuntamientu…  Por fin cuando entré en Hunosa, echaronme con Secades, esti que ‘ta en el San Esteban,  de vigilante, a sacar fierro, con un barrenista. Luego echaron-nos cuatro días a Sotón y arreventaron-nos el alma, metimos madera, pieces de tres metros, trabayando como osos, dando tira… 

Nadie  se imagina lo que hay ahí abajo; lo que hay ye otru mundo. Yo trabayaba cinco hores,y teníes otra hora pa salir y lavar la  la ropa, y tendelo, y sudabes , y bajaben  ríos de agua, cuando bajaba el panzer, y bajaben unes riaes de agua desuputamadre, trabajabes con un pantalón de agua, pa no mojalu, y un culeru, que los hacíen aquí en la Torre Bajo, Gabriel, uno que había tenido un accidente en la mina, y apartaronlu; y era el que hacía los culeros,  como estos del Oeste, amarrabes les pates, y el cinteru pa arrastrar el culo por la rampla pa abajo; si no, no ganabes pa ropa. 

Y un día, cuando había visites, que se permitía entrar, vino uno que decía que quería conocer el sitiu donde había trabayao el padre, porque el paisano había trabayao en Carbones; y metiolu  el mineru de seguridad, y el gallu aquel vio les luces, y los talleres na más entrar, “bah, yo pensaba que era otra cosa”; y dijo el mineru, esti va a cagase en su puta madre, cuando salga no va dar la misma opinión; y metiolu por les peores ramples: nates, agua, barro… y cuando salió, yo no lu conocía: “¡Ostia! ¿Qué, sigues pensando lo mismo?” Nun hablaba, taba negru… Y decía el de seguridad,  esti hoy duerme a gusto… 

Con cuarenta grados de calor, hay situaciones… y sabes que hay seguridad, y médicos y la Brigada, pero eso acojona. Mira, a mi tocome sacar uno, un fin de semana,  un polacu, cuando lu sacamos pa mi  que ya taba muertu, y avisaronnos, yo taba en décima, “oye, un chaval que escapó por la rampla abajo”; cagondios, y fuimos con una máquina, y llevámoslu rápido a la caña del pozu, y yo llevaba la máquina, y yo miraba aquel cuerpo, pero ya veíes  que taba rígidu; y cuando lu llevaron pa Villa, ya murió. Y dibes a ver a los polacos, algún día que tabes relajau… aquello metía pánico, el sitiu donde taben trabayando… unes chispes, un ruidu…

Ya del ruidu ni hablamos… Les turbines, los motores, los martillos, unos golpes, la jaula… Notabes el silencio cuando marchaba la corriente, que paraba too, era como si se hiciera de noche… Yo toy sordu como una tapia… Bueno, ‘toy en el límite. El últimu reconocimientu, aquí en Maria Luisa,  decíame la ATS: “¿Qué, nun sientes na?” Y yo miraba pa ella, y reíame, y decía: “empieza cuando quieras”. Y abre la puerta, “¿Cómo que no sientes ná, si ya llevamos un cachu…?”

Ahora, yo si volviera a empezar en la mina, yo volvía… Y ahora tengo a la guaja pa la Universidad, que ‘ta acabando Historia del Arte, y como no voy a ‘tar orgullosu, mi güela había recogido carbón, mi padre mira como murió… Y ahora yo toy orgullosu de sacrificame pa la mía fía, quién me iba a decir que diba a sacar una beca pa estudiar en París, y ahora ‘tá en el Reina Sofía haciendo practiques; sin cobrar, claro… Y saliendo pa adelante, pero eso si, con el sacrificio del padre y de la madre. 

Yo retíreme con 44 pa 45 años; escucha, no llegó a veinte años. Lo que no entiendo de les critiques, joder, oportunidad pa entrar tuvo too el mundo, cualquiera podía haber entrao. Yo cuando entré nadie pensaba que iba a haber esta lotería, ¿quién lo sabía?, y hay prejubilaciones en cincuenta mil sitios; y hay mucha gente que marchó con el jornal que tenía  estipulao , no todo el mundo marchó con eses burraes que se dicen por ahí. Y punto, y a mi van  pagame lo mismo en casa que trabayando… Luego, claro, esti tira por aquí, esti por allá, y saltose dos categoríes, esti pasó por delante de mi… yo ahí no entro. Aquí les coses fallaron, cuando se firmaba el conveniu decíen, hay que meter ochocientos paisanos, y dónde están… ¿de quien ye la culpa? No lo sé… 

  
JUAN MIGUEL


 Yo nací en el sitiu mas mineru del mundo mundial: en la sala Santa Bárbara del Hospital Adaro. Mi madre había tenido problemas en el partu anterior, y derivaronla pa el Adaro. Y mi padre tovía se acordaba de la monja, la matrona… Mi padre 'tuvo de barrenista. La barríá, de aquella, en los años sesenta, había nueve pabellones de cuatro portales cada uno, menos el VII que solo tenía dos portales. Y el pabellón IX, que ye el primeru que te encuentres subiendo, de los cuatro portales, dos eren de los Ferroviarios y los otros dos de la Mina del Río, y casi segurop que alguna empresa mas, pero siempre del gremio de laminería; pero había tantísimos paisanos, había cases en la Foyaca, en el Prau del Americanu… 

Mi padre y mi madre estaben  viviendo en una habitación con derechu a cocina en La Felguera, y cuando vinieron pa la barriá les mis hermanes quedaron allí; y mi padre trabayaba por la mañana en la mina y por la tarde con los albañiles. Luego alquilaron una casa en Cuturrasu, y subía y bajaba a trabayar en bicicleta, taben como osos. Y luego ya vinieron les mis hermanes. Y en la Joécara les cases eren de la empresa, de Duro Felguera. 

Cuando eramos chavales en la Joécara, había de todo, pero yo teníai muchu respetu a mi padre y a mi madre, y yo no me metía en nada; mi madre, a organizar la familia. De aquelles había la tienda de Nieves (la hermana de Junquera, el que fue porteru del Real Madrid, que murió haz poco); y en Cuetos había otra tienda, y en la Joécara había tres o cuatro tiendes, y la dueña de la tienda ya te conocía… Cuando había huelga, había que apuntar en la libreta pa el mes… Entos cuando cobrabes mi madre pagaba, eso era sagrao. Y decíen que había “bandes”, pero no era pa tanto, eren mozos de la barriá, la “banda del Chupu de Ciañu”, “la banda los rojos”... que si había que pegase de osties, eso era normal, no era la violencia que hay ahora.  

Yo, lo que veía de aquella en la barriá, era muy oscuro, muy clandestino; de vez en cuando escuchabes “La Pirenáica”, y había una serie de families que todo el mundo lo sabía que eren de tendencia comunista, y cada equis  tiempu había huelga, y bajábenlos a la Inspección. Toos sabíen quienes eren comunistas, los socialistas estaben un poco más tapaos… Cuando había huelgues iben a buscalos y mandábenlos bajar pa’l cuartelillo, el cabu P… de los cojones. Esta gente estaben muy organizaos, cuando había huelgues veníen perres de fuera, pero nosotros no lo veíamos. Un día la hermana de un amigu míu  apareció con la cabeza rapá, y a mi decienme que si tendría piojos, pero era una advertencia… Tengo un recuerdo muy vagu, no era muy habitual, pero cuando la Güelgona debió haber mucho… 

Y cuando entrabes en Hunosa, ya el SOMA y Comisiones ya se te acercaben a ver qué orientación teníes, acompañabente a hacer gestiones los primeros días. A los seis meses ya me metieron en les listes. Cuando había elecciones sindicales no se perdía ningún votu, si había que dir a buscar a un paisano, bajábamos a buscalu; si faltaba Fulanu dos hores antes de cerrar la urna, ya sabíamos: “No, Fulanu ‘tá en Villa, que tien a la madre en la residencia, vien dentro de una hora”; y Fulanu llegaba. Y el paisano venía de casa con el sobre del votu, pero a la puerta estaba el delegao del sindicatu con el sobre buenu, no fuera que cambiara el votu. Y lo votos estaben cantaos… 

El sindicatu tendría muy mala fama, pero también conseguía muches coses pa la gente, pa los enfermos, pa los que se jubilaben; cuando se empezó a cobrar por el banco la empresa quería quitar la hora de paga, doce meses, doce hores, y al final dieron dos días… Gente como José Manuel, el que tuvo el accidente, consiguieron-y el puntu compatible. Claro, veníamos de trabayar seis días, doce hores…  Consiguiose trabayar un sábado menos, Santa Hunosa,  luego dos sábados menos… En los convenios había mucha solidaridad, y en vez de pedir pa los que tábamos trabayando, pedíase que se metiera más gente a trabayar, o más días de vacaciones… Si no fuera por los sindicatos, la gente que critica a los  sindicatos no ‘taríen en casa ahora con les prejubilaciones que tuvieron. 

Lo de que los mineros eren unos vagos, mira qué te digo, a mi tocome días de 'tar mirando pa el techu, y tocome entrar un sábado a les diez de la noche y salir el domingo a les cinco la tarde porque  había que reparar una cinta pa el relevu del lunes… Y también ye verdad, habíalos que picaben en el bar, o habíalu que era un calquín y taba too el día barriendo, y dábase una importancia de la virgen. En La Moral había un picaor, Trigo, que la fía trabaya en Suminfor. que esi trabayaba como un condenau, pero ganaba más que el ingeniero… metía mampostes a maza. Ganaba muy bien, pero era porque lo trabayaba.




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