Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







martes, 31 de marzo de 2020

LOS EMPRESARIOS


Dos empresarios, uno español y uno alemán (¡¡lo siento!! A mi me lo contaron así) contactan en internet: 


- Oye,¡¿tu qué tienes?
- Yo mobiliario de oficina, ¿Y tu? 
- Equipamiento informático. 
- Ah muy bien, porque yo ya tengo que poner todas mis oficinas con la última tecnología. 
- Y yo ya tengo que reponer el mobiliario, que se me había quedado obsoleto. 
- Buenos, pues yo te compro tresciento mil euros, pero te lo pago a treinta, sesenta y noventa días. 
- Ah, sin problema. y yo te compro medio millón. 
- Bueno, medio millón, entonces puedo hacerte un diez por ciento.
- Hala, estupendo, pues entonces vente a Alemania y firmamos los papeles.  
- Hecho. 
A los quince días, el empresario español viaja a Munich. Papeles, abogados,. traductores, reuniones, detalles... Y se firma todo. Al acabar, el empresario alemán dice: 

- Bueno, pues ahora por cortesía, vienes a casa, te presento a mi señora,  y tomamos unas cervezas y unas salchichas para celebrarlo. 


Dicho y hecho, se van a casa del alemán quien le presenta a su Frau, una elegante dama de aspecto wagneriano. La casa, un buen chalet de 200 m2 construidos; un par de BMW, por supuesto; un par de caballos; una piscina de caucho exterior, perro pastor alemán (of course)... Y el español, que ya ha empezado a coger confianza, dice... 



- Oye, todo esto...  esto, ¿de dónde sale? Porque claro, sólo del negocio... 

Y el alemán, también en confianza, se sincera: 

- Si, hombre, ven para acá, mira... ¿Ves aquella carretera que están construyendo y hay veinte paisanos trabajando? Pues eso, el veinte por ciento está aquí...- y se palpa el bolsillo del pantalón. 

El español comenta: - Ah, si... claro... 

Con lo que el español vuelve a casa y al año que viene vuelven a contactar: 

- Oye, la informática que me vendiste, estupenda, llego a todo el mundo y estoy vendiendo una barbaridad.
- Pues todo el mundo comenta el excelente aspecto de mis oficinas y no paran de entrar clientes. 
- Bueno, pues yo este año te voy a comprar medio millón. 
- Vale, pues ya me me lo pagas como quieras. Y yo te voy a comprar setecientos mil. 
- Pues vale, también me lo pagas como quieras. Hale, vente para España. 

A los quince días el alemán llega a España y ocurre la misma rutina, pero ya más fácil y más informal. Al acabar la firma, el español dice: 

- Bueno, pues ahora, para relajar, vente a casa y tomamos una paella y unas botellas de Rioja. 


Y se van para la sierra madrileña. Al llegar, el alemán no puede creerlo: un chalé  grande como un instituTo; garita de seguridad; tres jaguars, dos  Land Rovers, un helicóptero; un picadero con una yeguada completa; una piscina cubierta. Y aparecen por allí tres mujeres caribeñas de apenas veinte años. Y el alemán revienta: 

- Pero qué es todo esto? Esto, esto... ¿de donde sale? 

Y el español contesta: 

- Ven para aquí, hombre... ¿Ves aquella carretera que están construyendo? ¿Ves aquellos cuarenta paisanos trabajando?

Y el alemán, por mucho que fuerce la vista, no ve nada: 

- ¿¡Qué carretera?! ¿¡Qué paisanos!?

 Y el español se palpa el bolsillo sin disimulo y dice: 

- Pues eso está todo aqui... 

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