Esto era una pareja de tortolinos que estaba cortejando como se cortejaba antes (ver PROPINA): en casa de ella y con los padres de carabina. Cuando llega la hora de marchar pa casa, resulta que estaba lloviendo a mares, así que dijo la rapaza:
- Ay, papá, mira lo que está lloviendo- la verdad es que diluviaba- Y Vicente tien que ir hasta su casa, que está tan lejos... Y va a llegar empapau... Si se pudiera quedar en casa esta noche...
El padre, que era de los de antes, lógicamente saltaba por los aires:
- ¿Pero tu estás loca? ¿A quién se y ocurre? ¿Qué van a decir los vecinos? ¡De eso nada! ¡¡Hasta que no os caséis como dios manda, ni hablar!!
Pero ella no paraba de medrar...
- Claro,pero mira... como está la habitación del mi hermanu sin tocar... y el mi hermanu está en la mili y hasta el mes que vien no tien permisu... Sólo por esta noche...
Y el paisano accedió, y cada mochuelo a su olivo, y Vicente pa la habitación del hermanu; pero el paisano no estaba tranquilu... Y no dormía, y no pegaba ojo, a ver si oía algo... Y a las tres de la mañana ya no puede más, y va pa la habitación del hermanu...
Y la cama vacía, sin tocar.
Con que el paisano va pa la despensa, saca la escopeta, mete un par de cartuchos...
Y en esto llamen al timbre del portal...
Y abre el paisano, y sube...
El mi Vicente, empapau hasta los güesos, con un bultu debajo del brazu, y diciendo:
- ¡Soy yo, soy Vicente, que ya fui a casa a por el pijama y a decir que no iba a dormir allí!!
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PROPINA: Los mis amigos Vicente (esti ye el de verdad, no tien nada que ver con el otru, pero fue el que me recordó el chiste) y Elena son un poco mayores que yo, de la Calzada, Gijón, de toda la vida, lleven cuarentaytantos años felizmente casados, tienen hijos, nietos... pero cuando empezaron a salir en los años '70 eren otros tiempos...Y Elena tenía que estar los sábados en casa a las diez de la noche...
Una noche Elena llegó a las diez... y cinco. Y el padre (que mide como yo,más o menos, pero era de armas tomar), dictaminó:
- Castigada. Un mes sin salir de casa.
- ¡¡Peroyo quiero ver al mi mozu!!- se defendió Elena.
- No hay problema- dijo el paisano. Si de verdad te quier, él puede seguir viéndote los sábados... aquí en casa.
Y ahí estuvieron el mi Vicente y la mi Elena sábados por la tarde todo un mes jugando al parchís, el mi Vicente llegando con los pastelinos pa merendar... con el paisano por el medio.
Cada vez que y lo recordamos a Vicente, jura y perjura por lo bajo...
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