Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







martes, 11 de abril de 2017

 El último adoquín de Tom Boonen

 El ciclista belga disputa en la París Roubaix su última carrera. Greg Van Avermaet acariciaba, besaba y levantaba su primer pavé en el podio de la París-Roubaix, cuando de repente se escuchó voz eufórica en el mítico velódromo francés, en el que se agolparon miles de personas. "El rey ha muerto, ¡viva el rey!", clamó un joven seguidor, al mismo tiempo que alzaba una bufanda belga. La sentencia lo resumía todo. El príncipe Van Avermaet, un belga de 31 años que no ganaba ninguna gran carrera desde el verano pasado, en los Juegos, triunfó este domingo en la gran clásica de los adoquines. Se adjudicó así su primer monumento, el día del adiós al ciclismo de Tom Boonen, de 36, su hermano mayor, el hombre que buscaba conquistar por quinta vez, algo que habría sido histórico, la carrera de su vida.

 Boonen centraba todas las miradas en Bélgica desde que anunció el verano pasado, el verano en el que emergió la figura de Van Avermaet, que se retiraría del ciclismo tras terminar la París-Roubaix. Un reto inédito en el panorama ciclista, cuando la mayoría de corredores profesionales prefieren jubilarse más tarde en la temporada, tras el Tour de Francia, por ejemplo; el español Joaquim Rodríguez, uno de ellos. Pero un reto a la altura del inmenso ciclista que fue.
Junto al suizo Fabián Cancellara, que se retiró el año pasado, Boonen era la gran referencia de la última década en estas clásicas sobre adoquines. Además de ganar cuatro París-Roubaix (en 2005, 2008, 2009 y 2012), triunfó en tres ocasiones en el Tour de Flandes, la gran clásica belga, y también fue campeón del mundo, en Madrid, en 2005, una victoria que le convirtió en un superestrella en su país

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