Como dijo el abuelo Groucho: "Partiendo de la nada llegaremos a las más altas cimas de la miseria". También recogido por el general Custer: "De victoria en victoria hasta la derrota final"







sábado, 19 de octubre de 2019

CACHINOS DE MINA: PILI


PILI


… Que yo estuve veintisiete años en Hunosa, la mayor parte en María Luisa, y cuando me jubilé y empecé a caminar pa manteneme en forma, iba por el paseo; y al llegar al Pompián y enfilar así, que veía el castillete, yo los primeros días lloraba… 



Esti fue un rescate que lu hizo Chema, más que los de la Brigada, que los de la Brigada estaben allí, pero fue Chema, y esta foto ye un casu de estudio; esti fue un señor que cayó ciento y pico metros por el pozu de la tierra; y cayó por un espacio así de pequeñu, que dices tú cómo pudo haber caído por ahí. Esti del medio ye Quirós, el que ye ahora alcalde de San Martín, y esta soy yo, que mira lo que tuvimos que hacer, vendalu, la camilla, asepsia lo que se pudo, y todo eso ahí abajo; pero fue Chema el que lu sacó, que hizo un rapel de esos que haz él en montaña, y sacó al paisano con un arnés, y luego ya pudimos nosotros ponelu en la camilla.


Yo soy de la primera promoción que hicimos DUE, diplomada universitaria. Y no llegué a entrar en la Seguridad Social, y en aquel momento no había bolsa de trabajo, y teníes cero puntos; entós Corsino Palacios, que era vecinu de mi padre dijo, mientras la cría no tenga trabajo, porque yo de aquella era una cría… si quier venir por María Luisa pa aprender, y estuve allí en practiques sin cobrar nada, que de aquella eses coses ni se miraben; por no mirar, nadie me pidió el título; y de repente hubo una baja, y yo llevaba allí casi un añu, necesitaben gente, y ya me contrataron directamente en el ’82, primero mensualmente y luego definitivo. Y yo fui viendo que aquello gustábame, y que valía, y nosotros de aquella estábamos infravaloraos… buf, un ATS de empresa, y encima con mineros… Y al final, fueron veintiseis años.


Pero un ATS de Hunosa tienes que hacer de todo, estás solu mucho tiempo, tienes que atender emergencias, hacer radiografíes… no ye solo la técnica, tienes que hacete cargu de la situación en un momento, somos un poco todo-terreno, tienes que diagnosticar cuando no está el médicu, interpretar la radiografía, valorar la gravedad, mandalu o no pa’l hospital. Cuando empezamos a hacer cursos de reciclaje, de emergencias, los de RCP, y yo siempre decía lo mismo, en la Residencia en Oviedo, en el Adaro… Los de UVI móvil saben la leche, pero nosotros teníamos una ventaja tremenda, estamos trabajando con gente que conocemos. Eso facilita el trabajo y pa otres coses ye un hándicap, cuando hay algo gordo… Y contábente coses de la familia, y de los críos, y claro, del historial del paisano tú ya sabíes vida y milagros, gente que conoces de siempre, acuérdome de los nombres, de les cares… Y son gente a les que tienes cariño. 


A diario no te aburríes, ojos, espaldes, manos… ojos, muchísimos. Un porcentaje altísimu a diario de les primeres cures son ojos, que hasta se contabilizaben, y había una estadística, los ojos teníen un apartado especial, polvo de carbón, piedres, lesiones oculares, muchísimes. Yo fui de les primeres mujeres que entró en Hunosa, y pasaben todos por el botiquín, “a ver a la neña”, y eso que nunca tuve problema. Un día picaron al timbre… picaben cuando picaben; y abrí, y entró un vigilante de esos así, trabau… Concretamente, el padre del actual alcalde de San Martín, que luego estuvo allí de mineru de seguridad; y diz él, que venga el praticante;  Y dije, no, soy yo; y cómo que yes tú, que venga un praticante; no, mire, que soy yo… Ah, no, no, que venga el praticante, qué mecagonmimadre va a atendeme esta guaja. Y los primeros años, de usted, al principiu… Y al poco ya se acostumbraben, ya era, qué ye, que no está ninguna de les Neñes… Eso sí, ya con mayúscula, con respeto; que luego ya sabes que aquí en la Cuenca era la Paisana, la madre, también en mayúscula; pero a mí nunca me faltaron al respeto, y sólo tuve buenes palabres. Jamás. Bueno, siempre hay algún faltosu…


Y el respetu ganamoslu trabajando, porque éramos muy buenos profesionales porque los tratabes como gente normal, no como brutos; son brutos pa lo que son, pero después son de lo más respetuoso. Cuando rompes el hielo y el paisano ve que sabes lo que estás haciendo, que los escuches… Y fue un trabajo fabulosu, yo no lo cambiaría por ningún otru. Hombre, había picaresca, los que teníen hierba, cuando había güelga, les visites al botiquín aumentaben, unos echando morro, otros pidiéndotelo por favor y otros autolesionándose, una vez llegó a decime uno, “pa el trabajo que me cuesta a mi córtame un deu…”. Y no, no te estaba vacilando, teníen una técnica, enchufaben la manguera del aire y quedaba el deu dormiu… Y yo digotelo porque me lo contaben. Pero en general… son muy buena gente, el trabajo era muy duru, y muchos eren de la parte de arriba, y teníen ganao, sobre todo pa compensar aquelles güelgues tan grandes que teníen, que pasaben meses sin cobrar.


Les güelgues… una vez hubo una, y había la casa cuartel al lao del pozu, les cases blanques, y teníamos muy buena relación con la Guardia Civil. Y ellos guardaben el Cuatro Ele en un aparcamientu dentro del pozu, y claro, un día hubo una barricada a la entrada del pozu y no lu podíen sacar. Y fueron a los del piquete, menos mal que de aquella no había móviles pa grabalo, y dijeron los del piquete, bueno, vale, pero tenéis que quítalo vosotros y volver a ponelo… ¡Y hicieronlos volver a poner la barricada! Era la idiosincrasia de estes cuenques. Que les güelgues no eren por el rey, ni la república, qué va, era por la negociación de los convenios, una subida del sueldu, más ropa, coses concretes, mira aquelles bolses de Hunosa pa llevar la ropa, que todo el mundo les tenía, yo cada vez veía menos al paisano con la toalla enrollada debajo del brazu.


Nosotros al pozu bajábamos… yo la primera vez fue de visita, pero yo no me imaginaba lo que era una rampa. Y la primera vez que me dijeron, tienes que metete por ahí, y tienes que metete con el equipo, manejar el material en la oscuridad… Siempre vas con alguien, les cures estás sometida a presión, aunque fuera una herida pequeña. Siempre que había gente trabajando, veinticuatro horas, y sábados y domingos cuando había mantenimiento, teníamos que estar en el botiquín. Y no era solo el arranque, era también la maniobra, materiales, meter madera, la maniobra era muy peligrosa… Bajábamos una vez a la semana, era bueno pa nosotros, que practicábamos, y pa los mismos mineros, que supieran lo que teníen que hacer, cómo evacuar a un heridu, y eso gustaba mucho a la gente, y veíen que tú te implicabes con ellos. Ojo, que veíes a aquellos cachos de paisanos, con una barriga así, que hasta y cuesta respirar por la calle, y veslu picando por la rampa con el martillo y cantando… Y todo tien su riesgo, la mina cambia, está viva, cuando pasaste dos días antes por allí era diferente… Y a veces avisa, los cuadros que pusiste unos días antes ya no están igual, les capes no son iguales.


Y yo igual, cuando entraba uno por el botiquín ya veíes si te la iba a dar o no; y habíalos que teníen la espalda hecha polvo y decíente, yo no puedo, yo no puedo, yo tengo que trabajar. Hay los dos extremos… Y llegábate una persona que te decía, duelme mucho aquí, y a lo mejor no veíes nada, pero ya te dabes cuenta, esti si se queja ye por algo. Y les condiciones laborales que teníen, les cases, que lo primero que había era ventilar les cases, higiene personal poca o nada, lavase así, la ropa nunca secaba, el traje, la funda, de aquella no teníen repuestu… Yo recuerdo perfectamente cuando empezaron a dar jabón, les toalles de Hunosa, y eso fue haz relativamente poco. Ir un día a la playa en verano era aire, luz, les barriades eren muy fríes. Y los cambios de temperatura en la mina eren muy malos, ahora estabes sudando y cambiabes de sector y veníate una corriente que te dejaba tiesa.


Eso que dicen que los mineros son lo más machista que hay, eso ye mentira. Gente machista hay en todos los lugares y en todos los colectivos. Pero la mayoría estaben contentos de que les fíes estudiáramos, y saliéramos adelante, y que fuéramos a la universidad. Y yo que trabajé siempre con ellos tendría que lo haber notao, pero no especialmente. Y si te tienes que enfrentar con alguien porque te dicen una barbaridad, eso ye mineru y no mineru. A mí jamás en la vida me faltaron al respeto. Y el que lo haz mal en casa, y no recoge, no va implícito a ninguna profesión ni al sitiu donde vivas, haylo en toos los sitios. Y romper barreres, pues yo creo que sí fuimos modelos, fuimos pioneres en un colectivo tan cerrau, diez años antes no y pasaba a nadie por la cabeza que nosotros estuviéramos metíes en un botiquín, y había mil quinientos paisanos, y cuando nosotros entramos era chocante. Que al principiu iben a venos, claro que iben a venos, meca, hay una moza… y al principiu era un desfile, meca, que me duel aquí, que me mires esti ojo, y sabíes que era mentira. 


Médicos trabajé con todos, en María Luisa llegó a haber cuatro médicos a la vez. Los mayores eren don, don Honorio, don José Crespo, don Laurentino, coincidí con don Manuel [Vázquez] … con don Cándido, Vicente, Chema, Fernando… Y trabajé mucho con Ramón Fueyo, que fue un gran médicu, persona y amigu. En el Adaro trabajé con Sergio, y decíame que teníen que dar vino en les comides, era parte de la dieta. Yo al Adaro fui a aprender a poner escayoles. Y cuando empezaron a quitar el vino, había gente que tenía delirium tremens. En María Luisa tuvimos un señor que rompió les dos piernes, y estaba escayolau, y teníen que y dar un vasu de vino con les comides. Y un día llégame al botiquín que lu había parao la Guardia Civil, a que y hiciera un justificante de que él tenía que tomar vino, y cómo y iba  yo a hacer un papel, bueno, hombre, si te hago eso quitente el carné de por vida.


Y acuérdome que una vez bajaste tú, que coincidimos en la jaula, que bajaba yo con Chema a hacer practiques y estabes tú con unos extranjeros… Que había una señora que me parecía que no estaba muy contenta…


Meca, ye verdad, eren suecos que habíen venido al instituto, y claro, qué yos íbamos a enseñar, la mina. Y bajó un rapazón suecu, muy grande, que lu pusieron a picar, y los paisanos encantaos; pero la señora aquella ya bajaba de mala gana, y ya miraba mal… Y nada más bajar a la galería, que no y que no, y hubo que volver a subila…  


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