VICENTE GUTIERREZ
En los años '80 cuando estaba yo en la Asociación Torre de los Reyes, en Manuel Llaneza y toes eses calles, llegamos a contar quinientos críos... Hoy asomeste a las siete la tarde a la ventana, y ya no ves a nadie en la calle...
- ¡A la calle! que ya es hora/ de pasearnos a cuerpo/ y mostrar que, pues vivimos,/ anunciamos algo nuevo.
Yo nací arriba en la Casona, al
final del valle de ahí de Samuño, casi
llegando arriba. Yo quería empezar en la mina a trabajar, porque mi padre había
empezao en Carbones Asturianos y Carbones de la Nueva, mi padre era herrador de
mulas. Y él no me dejaba trabajar, él conocía perfectamente la labor de la
mina, y era tan duro que en la medida de lo posible él quería otra salida…
Ninguno de los tres hermanos fue a la mina por impedimento de mi padre. Yo
empecé a trabajar en el añu ’49, Carbones tenía el pozu arriba, pero tenía el
lavaderu aquí en Camillera, todo el carbón que venía salía en una maquinilla,
era donde se clasificaba el carbón. La maquinilla iba por arriba, por detrás
del instituto. En el Cadavíu, donde hoy está el Ecomuseo, la vía seguía hasta
aquí, y el basculador era por encima de donde ahora tenéis vosotros el
instituto. Y yo no entré en la mina, como quería mi padre, yo estaba de
exterior…
Yo empecé a trabajar con
dieciséis años y había que entregar el sueldo en casa, home, claro… Los padres
nos estuvieron educando y alimentando, y ya con dieciséis años quería trabajar
porque se necesitaba, éramos tres hermanos y había que contribuir. La mentalidad
de la gente hoy no se corresponde a aquella situación. Cómo te ibes a quedar tú
con el sueldu, si todavía no te independizaste. Ahora ye la mentalidad
consumista a la que nos llevó el liberalismo, ayer leí que pa hacer un vaquero
se necesiten diez mil litros de agua, lo traía ayer “La Nueva España”, y hoy
día la juventud ye compra y tira, compra y tira, una camisa hoy a los cuatro
días se tira.¿Porqué?
Yo tengo un hijo y hoy estamos
mucho mejor, gracias a la lucha, no solo el mi hijo, sino las generaciones que
veníen detrás, naturalmente; y ahí ye donde les generaciones como la mía
estamos muy cabreaos, muy indignaos, por el poco reconocimiento que se está
haciendo a gente que peleó pa llegar hasta aquí, lo que aportamos pa las cosas que hoy disfrutamos… Y el trabajo
que hicimos está desapareciendo. Lo que se está enseñando a la juventud ye el
botellón, les marques, el consumo… Yo tenía un traje pa trabajar, un mono, una
camisa, un pantalón que había que traer de casa. Tu mira que pa apuntase a
trabajar había que apuntase a Falange, y había que bajar, era obligatorio… En
Ciañu, en la esquina del parque, donde Crespo tenía una vivienda era el centro
de Falange, que te obligaben a bajar, creo que era los miércoles, y allí a date
clase de… de Francés, que mira tú… Y claro que iba, si no descontábente, obligábente. Teníes un párroco
como don Amalio, que era el hermanu de Antuña, el que fue jefe de aquí de
Carbones aquí en el lavaderu, y el cura párroco mandaba esi más aquí, tenía un
poder de la ostia. Y yo tuve problemas con él, cuando tenía dieciséis o
diecisiete años, al poco de ir a trabajar, cogióme donde el asilo, yo subía pa’l
pueblu, y me cogió el cabrón de él, y me echó mano a la oreja y me retorció la
oreja, que yo estuve mucho tiempu jodido…
Con dieciséis años, que yo era un cachu paisano, pero quién se atrevía a
contesta-y; y como no voy a estar yo con don Amalio, y los curas… Bueno, con
todos no, que con José Luis el de aquí de Sama tuve muy buena relación cuando
lo de los encierros.
Nosotros teníamos ganao arriba, y
un añu en semana santa, mi padre y yo
teníamos que arar, teníamos güertes, y fuimos a arar mi padre y yo con la
pareja de vaques, yo delante, y estuvimos jueves santu y viernes santu; y por
trabajar esos días metieron-y a mi padre cincuenta pesetes de multa, y eso fue
don Amalio, que tenía chivatos por los pueblos.
De la Casona a Ciañu había que
bajar andando, una hora, de aquella estábamos en forma, unos chavales… Y una
hora pa subir bien. Todos los días, y a veces dos veces al día, bajábamos al colegio
y ya dejábamos una lechera grande a mi tía en la Puente Carbón, que ya había
gente que venía a por la leche allí; y teníamos días de bajar a por el pan,
porque cuando venía la hierba teníamos segadores, y había que bajar a por el
pan pa dar el desayuno a esa gente, y por la tarde a la escuela de don Rosendo…
Esclavos, la palabra ye un poco
fuerte, dependía de donde empezaben a trabajar. Hubo gente que falsificó la fe
de nacimientu pa empezar a trabajar, pa entrar en la mina…Había chavales que
estaben muy mal económicamente, y iben de pinche pa los albañiles, y ye cierto
que hubo algunos que empezaron antes de la edad a trabajar, todo por cuatro
pesetes.
Yo empecé en política por lo
siguiente… Yo nazco en esi pueblu… Y había gente que había estao en la guerra,
chavales del mi tiempu que perdieron el padre en la guerra; y cuando terminó en
Asturias la gente se tiró a salvar la vida, y a
guardase, y a seguir luchando por la república. Y yo ví muches, muches
necesidades, gente que lo pasó muy mal, gente que llevó muchos palos… mi mujer,
ahí está, perdió el padre; la madre estuvo deportá en Salamanca, no sé el
tiempo, y ‘tuvo en Figueras en un campo de concentración. La familia de la mi
mujer, tanto por parte de padre como por parte de madre, que eren de aquí
arriba, de la Cerezal… Incluso tuvieron
que bajar aquí, no se podía estar arriba, militares, guardia civil, los moros,
chivatos… ¡No se podía estar! Ella vivió en la Torre de Abajo, los güelos
bajaron… Y hubo una temporada que no pudieron ir al pueblu, porque era una
masacre lo que ‘taben haciendo con aquella gente. Tenía un tíu la mi mujer que
trabajaba en la mina del Río; y cogiéronlu y llevaronlu a la Nueva, y
hiciéronlu subir el plano corriendo, mandándolu correr y dando-y cibiellazos. Era
el tratu que y daben a la gente, eren chivatazos de la propia gente; y esto fue
creando un ambiente insoportable viendo aquelles coses; y cuando teníes un pocu
de sentidu común, ya me apunté al partido con veintidós años. Gente que murió,
que mataron, que degollaron, porque hay que decilo así… Y inmediatamente ya
llevé esi ambiente de represión al trabajo, por todes partes… Tuve un problema
con un vigilante delavirgenmaría.
Yo entré de guaje pa hacer les
astilles al padre de Manolo Vázquez, que vivíen allí, en les cases de los
cuarteles, que tenían una güerta encima de Camillera y yo llevaba la güerta, y
hacía les astilles… Pero trabajé once años, y ya me despidieron, yo estaba el
primeru de la lista. Yo estaba en la batería, que la hicieron los belgas, y
tardamos muchos meses pa encender la batería. Y una noche, andábamos a relevos,
en el ’60, seríen les tres o les cuatro de la mañana, ya fue la policía a
deteneme. Claro, nosotros estábamos en el Partido, pero empezamos a metenos por
el sindicato vertical, el que había, el de Falange… Y en les elecciones del ’57
ya metimos a gente conocida, había que desmontar el sindicato desde dentro, y
ya nos detuvieron esa gente: Saturnino, Arenas, Juanillo… Y fuimos los
comunistas, y empezamos a crear las comisiones obreras, en la Camocha en el
’56, ’57, y eso se fue extendiendo… Y los clubs culturales que se fueron
creando, Amigos del Nalón, en la calle Covadonga. Mario el fotógrafo fue un
hombre que colaboró, él nos compró una máquina, él se encargó de comprala y nosotros
de paga-yla. Y eso hay que sábelo…
Y la policía sabía quiénes
éramos, yo tuve siete veces que me detuvieron, y siete que me escapé, iba pa el
pueblu y escondiáme en algún sitiu… En febrero del ’60 tuve un juicio por lo
militar, que me cayó un añu, y cumplí nueve meses, en la cárcel de Oviedo. Salí
de la cárcel y quedé sin trabajo, y quedé dieciocho años despedíu. En la güelga
del ’62 estuve en la cárcel en abril y mayo, pero en agosto del ’62 hicimos
otra güelga por el incumplimientu de la primera. Habíamos sacao unes poques
perres, aumentamos la tonelada arrancá de carbón hasta les setenta pesetes,
condiciones de seguridad, caíen como mosques; seguridad, poco o nada, eso llevó
a muchos por delante. Y volvieron a deteneme y ya me deportaron, estuve cerca
de dieciséis meses, primero en Soria y después en la Virgen del Camino, que
había que ir a firmar toos los días con la guardia civil, a las nueve y a les
seis. Y volví el 30 de noviembre del
’63. Y el primero de marzo del ’64 vuelven a deteneme, pero no me dejé coger,
porque me avisaron. La guardia civil, la
pareja dijo en un bar que iben a deteneme a les cinco de la mañana; y entos el
chigreru avisó a un praticante que paraba por allí, mira a ver cómo te arregles
pa avisalu… Y yo había saltao, y estuve guardau… Y el partido sacome exiliau a
Francia, estuve en la Unión Soviética, en la Alemania Oriental, en Francia…
pero yo no me encontraba allí, yo sabía que la lucha estaba aquí, en Francia ya
habíen hecho la revolución, y aquí… La dirección no quería que yo viniera,
fueron a veme a Lyon… pero yo allí no
quería estar. Esto fue ya en el ’66. Y yo sabía que iba a acabar en la cárcel…
Y yo vine, y mis padres estaben en Sama, y la mujer y el mi críu y mi madre y yo
subimos pa’l pueblu. Y bajando del pueblu donde el colegio de los frailes
encontramos una señora que yo sabía que era chivata de la policía. Meca… y
comente-ylo a la mujer, mañana, deteníu;
y dicho y hecho.
Palos, pa qué vamos a hablar de
eso… en el ’60 ximielgaronme bien, tuviéronme cuatro días en comisaría bajando
a lo que teníen allí, parecía una cubil de los cerdos… Y palos, sin parar, hicieron
conmigo lo que yos dio la gana, mecagonlaputaquelosparió. Y cuando murió
Franco, de déjalo, nada, no te lo puedes plantear. Cuando uno establez un
compromisu con la sociedad, del tipo que sea, tienes que cumplir. Mira lo que
logramos con la lucha, pero hay coses de la Constitución que no se están
cumpliendo… Y eso de que todos somos iguales… ya, ya… Muchos no vieron ni el
aire pasar, y son los que están haciendo la política ahora. Mira la alcaldesa
esa de Móstoles, enchufando a too el mundo, y sigue ahí… Mira el de la Caja de
Ahorros, que ya no ye la Caja, ahora ye Liberbank, en qué lo convirtieron, que
antes era de los impositores, y ahora esi hombre está forrau. Mira en época de
Ester, que nos privatizaron el agua en Langreo, si no vamos a tener agua aquí,
que estamos vendiendo agua a San Martín, y hubo que privatizar y da-ylo a los
amigos de la alcaldesa por nueve millones. Y el otru día en la manifestación
por el soterramientu éramos doscientos; claro que estaba lloviendo tanto…
Y lo de Franco, eso ya güele mal,
no tien por donde lo coger, y ‘tovía estamos peleando pa que [no] esté ahí. Y
no ye de recibu que esté entre tantos mártires que hizo ahí, y fuera de ahí.
Mira en Alemania, en Italia, en cuatro días desapareció eso, que nosotros
tuvimos que denunciar lo de la Ley de Memoria Histórica… ¡en la justicia
argentina!, y ahí tenemos la querella puesta. El padre de la mi mujer mataronlu
allí por el monte y tiraronlu en la plaza de Ciañu y no se sabe dónde está
enterrau. Eso hice-y yo un monolito en la Tejera, mataronlu a él y a otru
compañeru, pero no sabemos dónde está enterráu. Había tantu terror… Bajaronlu
en unos machos, un arrieru. Mi suegru tenía una melena de la virgen, un pelo rizoso… y quién se metía allí,
compañeru. Y no nos dejaron recoger el cadáver, tú crees que lo entregaben, qué
va… Y no sabemos dónde está. ¿Y porqué no se salda ya esta cuenta? Lo mínimo
que queremos ye saber dónde está enterrao cada paisano, y que se condene al
régimen franquista, y se ponga dinero pa desenterrar esos cadáveres y da-yos un
enterramientu dignu, lo que quede, cuatro güesos, poneyos una placa. Que ya
está bien, la mi muyer tien ochenta y seis años como yo, y una vez vió al padre
cuando tenía seis años, que la llevó la
madre de Gerardo Iglesias, que estaba en un chamizu, y dijoy, esti ye tu padre,
aquel hombre con la melena, desconocíu pa ella, con aquella oscuridad. Y lo
siguiente que vio fue cuando lu mataron. Y no os imagináis el vivir esa época…
Y ahora cuando ves que la gente
no vota, que si los políticos son iguales… y hay un error en eso, es un error
tremendo. Tú tienes el poder que tienes, el poder del voto, y saber a quién. Y
exigir. Y participar en el tejido social, qué haz la gente que no sale a la
calle. Y como sigamos así, aquí van a quedar veintiocho mil, treinta mil
habitantes. Pero si eso ye lo que queremos…
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