UN, DOS, TRES... ¡MAMBO!

4º46', 66,85 KMS, 14.00 km/h, 132 ppm, max 153, 2.265 kcal, 1.300 mts (aprox.) subida.

Hoy tenía yo gana de jota. O a lo mejor no, que costó arrancar las piernas. Pero hoy la mente decía que había que tirar de fesoria y hacer puertos por Laviana. Así que después del calentamiento (si se puede llamar calentamiento los 17 kms hasta Villoria...)

PRIMERA PUNTATA (como dicen los italianos). 

Los Tornos, tres kilómetros. Menos mal que a primera hora había un poco de sombra. Y hay unos 300 metros de descanso, pero os juro que hay un 15% y una curva de parque de atracciones: bajada en velocidad, curva... y p'arriba al 278 (o así) por ciento. No hace falta bajar a Los Tornos (habría que subir otra vez o salir por Ribota), pero ya quedas arreglau en la primera subida.

SECONDA PUNTATA

Fechaladrona, guapu hasta el nombre, casi lo más fácil que hice hoy. Si por fácil se puede tener a un puertacu que no te regala ni un metro, aunque los porcentajes no son brutales. Dos kilometrinos. 

TERCIA PUNTATA. 

Fresnedo, mi némesis, mi antagonista, mi depredador natural,  kriptonita a esgalla.  Nada más que oigo el nombre, echo mano a la pistola. Solo hay que decir que en el cruce hay dos carteles; el de la izquierda te da 2,5 kms; el de la derecha, 2,3. Y NI UN METRO  de descanso. El primer kilómetro empieza con una curva solo para adultos. Y luego llegamos al primer pueblu. Algún cachondu con un sentido del humor decidió que el inicio era la Cuestabaju.  Así que faltaba, of course, la Cuestarriba. Pero lo peor estaba por llegar. 

Al salir del pueblu hay tres curvas de raqueta en 250 metros. En la última quedé parau, un Agujero Negro, la Nada, el Big Bang, la suspesión de Espacio y Tiempu. Y cuando ya volviste a la tierra, ni un descanso hasta Fresneu. 

Eh, pero esta vez llevaba arma secreta: el bidón lleno (¡y me lo bebí!) y la galletuni hipercalórica (o algo así; con tanto lenguaje científico ya parezco a Sheldon Cooper) ¡Y me la comí!. Así que una vez descansado, tocaba ir a por la

CUARTA PUNTATA E FINALE. 

La Colladona se atacó con la táctica denominada "Poyaque", ya os la expliqué: Pos ya que estamos aquí, no podemos fallar, no vas a dejar la joya del valle sin subir. En porcentaje no fue lo más duro del día, pero son seis kilómetros, ya iba castigado y, cosa rara en Asturias, empezó a cascar el sol. Aquí la mente decía "retírate, ya hiciste el día, ya cumpliste"; pero fueron les pates les que salvaron el día. Así que después de coger aire en La Bárgana ataqué la (inacabable) parte final. Y aquí me volvieron los consejos de mi Personal Doctor, Chema el médicu: "Apreta un huevu contra otru" y mi Personal Coach Adrián (el que habla asturiano con acento de Frankfurt): "Déjate de pijaes". Y también la táctica de Marina: ciclismo a la primera ostia. Así que se juntaron mente y pates y... llegué. 

El descenso fue de miedo. De rápido, no; del miedo que da el asfalto, que está igual que si hubiera estado un guaje jugando con un rastrillo. Dí mas saltos  que un caballo árabe. Pero cuando hice la foto al valle desde arriba, supe que había triunfado mirando al pueblu de Tolivia y pensando (al igual que Zulle cuando ganó en Los Lagos): "¡Eh! Yo vengo de ahí abajones! ¿Todo esto subí?"

Bueno, amiguinos. Ya os conté lo de las reglas del criket: "Cuando estás dentro, estñas dentro, y cuando estás fuera..." Y hoy tocó estar dentro. 
Y no menos motivación fue pensar que no había subido desde marzo 2015, cuando lo del accidente. Mi relación con la "Colli" es igual que con el mi gatu: de usted, respeto mutuo y por favor. 

Ahora, dos días de llano, hay que hacer caso al coach.