EN LA FARMACIA

Esto pasó en una farmacia cuando todavía se podían comprar mascarillas... 

Un señor de más que mediana edad entra en la farmacia, bien vestido, sombrero en la mano, traje oscuro y corbata negra. . Mira alrededor y habla con la dependienta. 

- Buenas, ¿podía hablar con el farmacéutico, si es tan amable?

La dependienta le saluda con igual cortesía: 

- Buenos días, verá, es que está en la rebotica y va a tardar... 

- Ah, bueno, si es por eso puedo esperar... 

- Si, pero es que va para largo,  porque es es una fórmula magistral y ya sabe...

- No se preocupe, por favor, no tengo prisa...

- Pero es que van a ser al menos diez minutos... Si me va diciendo...

- Mire, señorita, no tengo prisa, así que esperaré... 

- Bueno, como quiera...

Al cabo de veinte minutos sale el farmacéutico limpiándose las manos.

- ¿Qué pasa, hombre?

- Mire, este señor, que quería hablar con usted y lleva un rato esperando...

- Verá, es que- y mirando a la dependienta como el que no quiere la cosa, baja la voz y dice- es un asunto delicado...  

- Ah claro, si, dígame...

Y el farmacéutico le hace la del as de bastos a la dependienta que entra en la rebotica. Cuando ve que no está la chica, el hombre se arrima al mostrador y bajando la voz dice: 

- Vera usted, es que... no sé como se lo voy a decir... yo quedé viudo hace ya más de un año, pero hoy... bueno, pues quería darme una alegría y quería... quería un paquete de preservativos, pero no quería pedirselo a la dependienta para no avergonzarla... 

El boticario coge la mano del hombre y dice: 

- ¡Si señor, así da gusto, esa educación, ya se ve que es usted un caballero como dios manda, porque aqui viene cada sinvergüenza, que yo no sé que enseñan hoy en los institutos. ..!¡Que luego dan aprobado general, y así pasa lo que pasa!- y el farmacéutico ya empieza a coger carrerilla mientras sacude la mano del señor- ¡Porque la juventud está perdida, y viene aquí cada mastuerzo que nada más que hacen que sacarle los colores a la pobre chiquilla!! Y ya era hora de que nos encontrásemos con alguien que verdaderamente sabe tratar bien a los dependientes y tiene buenos modales, porque si no no sé a dónde vamos a llegar!

Y sin soltar la mano del viudo, el farmacéutico se vuelve hacia la rebotica y grita a voz en cuello: 

- ¡¡Marisa!! ¡¡Un paquete de condones pa este señor!!